Desde hace más de doce años, compañías como Virgin, KLM, Lufthansa y Japan Airlines incorporan biocarburantes en los motores de sus compañías, muchos de ellos con aceites de cocina usados. En 2011, la Comisión Europea, Airbus, las principales aerolíneas del continente y los productores de biocarburantes presentaron ya una hoja de ruta para llegar a 2020 con dos millones de toneladas de biocarburantes de segunda generación usados en vuelos comerciales.
El objetivo no se ha cumplido principalmente, según denuncian las ONG ecologistas, porque el tráfico aéreo crece de forma desorbitada y con ello su huella ambiental en general y la de carbono en particular. Así, llegamos a que los combustibles alternativos, esencialmente biocarburantes, solo representan el 0,05 por ciento del consumo total entre los motores de los aviones.
La Comisión Europea (CE) sigue creyendo tanto en los biocarburantes avanzados o de segunda generación y en la electricidad como alternativas más sostenibles para reducir esa huella de carbono y se plantea un reglamento con una nueva hoja de ruta que los incorpore a mayor escala. “Esta iniciativa tiene por objeto impulsar la oferta y la demanda de combustibles de aviación sostenibles en la UE”, aseguran en la página web de la CE que permite la participación de cualquier persona o entidad.
La industria del etanol pide que se considere también como alternativo el de cultivos
Dicha participación pública está abierta hasta el 21 de abril. Las hojas de ruta admiten comentarios durante cuatro semanas, y se tendrán en cuenta a la hora de seguir elaborando y refinando la iniciativa, afirman desde la Comisión. Está resumirá las contribuciones recibidas en un informe de síntesis que explicará cómo se tendrán en cuenta y, en su caso, por qué algunas no pueden incorporarse.
Ya se han recibido algunos comentarios, aunque no todos se pueden consultar. Sí está en abierto el comentario de Ethanol Europe, propietaria de una importante planta (Pannonia Bio) en Hungría con capacidad para producir 500.000 litros de etanol al año. La postura de Ethanol Europe es la de la industria del sector en general: crítica que no se tengan en cuenta los biocarburantes convencionales en la hoja de ruta.
Para dicha empresa, “la categoría de combustibles de aviación sostenibles, bajo criterios científicos y de sostenibilidad adecuados también debe incluir formas de biocombustibles convencionales sostenibles, como el etanol europeo basado en cultivos, porque son la alternativa más viable, económica y escalable al petróleo en la aviación actualmente”.