El Instituto de Recursos Naturales y Medio Ambiente (Irena) de la Universidad de León y la empresa Bioenergía y Desarrollo Tecnológico (BYDT), derivada de esta institución académica, desarrollan un nuevo sistema de tratamiento de residuos orgánicos procedentes de la industria alimentaria cuyo objetivo es diseñar una planta modular de digestión anaerobia para producir biogás. Se trata de unidades de cogeneración que producen energía térmica y eléctrica. Ambas se pueden aprovechar en la propia instalación donde se incorpore o exportarlas al exterior.
Según la información de la Agencia de Noticias para la Divulgación de la Ciencia y Tecnología (DiCYT), los residuos orgánicos de estos ensayos proceden de Granada, en concreto de Mercagranada, que centraliza la distribución de productos frescos en la ciudad andaluza y que gestiona una gran cantidad de descartes de frutas, verduras y pescados a través de la empresa Biomasa del Guadalquivir, que hasta ahora los destinaba al compostaje.
Inversión y costes menores gracias a la tecnología empleada
Según los responsables del proyecto, la inversión que requiere implantar el sistema de digestión anaerobia en seco y a pequeña escala tiene un coste mucho menor que las grandes instalaciones actuales. “El aspecto clave para ello es la nueva tecnología que se propone, puesto que hacer a pequeña escala lo mismo que se hace en la actualidad en los centros de tratamiento de residuos o en las depuradoras de aguas residuales tendría unos costes inasumibles”, asegura el investigador de BYDT Daniel Blanco.
Se prevé que con los resultados obtenidos se construya una nueva planta en Granada, en las instalaciones de Biomasa del Guadalquivir, gracias a los ensayos a escala “semipiloto” que se llevan a cabo en el Irena en León. La experiencia de estos ensayos permitirá crear sistemas modulares, que se fabricarían en un lugar y se instalarían en otro diferente, “no como los centros de tratamiento actuales, que requieren realizar importantes obras donde se vayan a tratar los residuos”, señalan desde DiCYT. El proyecto cuenta con una financiación de 750.000 euros procedentes del subprograma Innpacto, de la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrollo e Innovación del Ministerio de Economía y Competitividad. La duración del mismo es de cuatro años y concluye en 2014.
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