En un comunicado conjunto de las quince empresas que forman el consorcio se expone el principal objetivo de BioForEver: “demostrar la viabilidad de varias cadenas nuevas de valor para transformar materias primas lignocelulósicas en productos químicos a escala industrial, como butanol, etanol y ácido 2-5-furandicarboxylico (FDCA)". Este último compuesto serviría para fabricar plásticos equivalentes a los actuales PET (polietileno tereftalato).
El consorcio está liderado por DSM, multinacional holandesa de base científica que participa junto con Poet en una de las primeras plantas comerciales de etanol lignocelulósico. Al Costa, director general de Alkol Biotech, una de las quince firmas involucradas, afirma que “una de los mayores alicientes que nos motivaron a participar fue la presencia de DSM, ya que su director, Anton Robek, ha demostrado ser una de las personas más experimentadas en la conversión de material lignocelulósico en etanol”.
Biorrefinería siempre dentro de la bioeconomía
“Una de las características que diferencia este proyecto de biorrefinería de otros es que analiza el proceso de transformación desde el comienzo hasta el final de diferentes cadenas de valor, de manera integral”, señala Costa. “Las biorrefinerías deben ser un componente, entre otros, de la bioeconomía, no un elemento aislado en el que no se sabe de partida dónde van a acabar los productos elaborados”, añade el fundador de Alkol Biotech, empresa que se ha unido a última hora al consorcio, como se destaca en Biofuels International.
En un sentido similar se expresa Matti Heikkilä, director técnico de MetGen Oy, otra de las empresas de BioForEver: “hemos sido siempre entusiastas de la construcción de nuevas cadenas de valor industriales a través de la colaboración”. Todos se muestran optimistas sobre la posibilidad de alcanzar nuevos procesos químicos que sean plenamente competitivos frente a otros derivados del petróleo (energía) y los azúcares (alimentación).
Biomasa leñosa y residuos agrícolas
BioForEver acaba de dar sus primeros pasos y tendrá una duración de tres años. El presupuesto total es de 16,2 millones de euros, de los cuales el consorcio europeo público/privado BBI creado dentro del programa Horizonte 2020 contribuye con diez millones. La intención es que este tipo de biorrefinerías se asienten en importantes centros logísticos europeos como el puerto de Rótterdam.
El proyecto está abierto no solo a biomasa leñosa, sino a otras derivadas de residuos agrícolas y cultivos energéticos. Es el caso del bagazo procedente de la variedad de caña de azúcar (EUnergyCane) con la que trabaja Alkol Biotech, la cual llegó recientemente a un acuerdo de suministro con la empresa Procethol 2G.