El presidente de Cantabria, Ignacio Diego, presentó ayer junto a la consejera de Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural, Blanca Martínez, el Plan Regional de Modernización y Reactivación Forestal de Cantabria. El plan, que se viene gestando desde hace más de un año, quieren que se convierta en la herramienta con la que el Gobierno cántabro avance en la reforestación de 150.000 hectáreas actualmente desarboladas (de un total de 360.000 hectáreas forestales) y genere puestos de trabajo en un sector considerado como uno de los ejes estratégicos de actuación de InverCantabria y, por lo tanto, "prioritario en la gestión del Ejecutivo”. En esa reforestación se incluyen cultivos energéticos.
Tanto la reforestación como la gestión de los bosques actuales quieren que se realice con un impulso de la sostenibilidad que permita “un mejor aprovechamiento de los montes y la producción y comercialización de productos forestales, e incentivará las industrias derivadas y el uso de la biomasa, en el marco de la generación de energía de fuentes de origen renovable”. En el plan se advierte que “hay que estudiar la viabilidad de la explotación forestal, su estructura de costes, las primeras y segundas transformaciones, sus nuevas aplicaciones conforme las tendencias actuales de los mercados y la valorización energética”. Concluyen que “en muchos casos los sistemas tradicionales no son viables. por lo que hay que facilitar alternativas”.
Papel importante para cultivos energéticos
Durante la presentación, Ignacio Diego explicó que “en el plan forestal se ratifica que la posibilidad potencial de biomasa residual en cortas finales, considerando montes sin restricciones ambientales y con terrenos no muy escabrosos, es de 176.691 toneladas/año”. Para mejorar la explotación de este potencial se establece un programa de ayudas a la extracción de biomasa forestal y el estudio de la viabilidad de la implantación de cultivos forestales energéticos.
El plan reserva una mención especial para los cultivos energéticos, “cuya predictibilidad y concentración en la producción de la biomasa les confieren un importante papel en el futuro desarrollo de esta fuente de energía”. Sin embargo, se considera que “los riesgos ambientales y la incertidumbre económico-social asociada a su aplicación en nuestro territorio hace necesario un marco regulador que garantice su aprovechamiento sostenible”.
Primas en función de productos a obtener y masas de procedencia
Dentro del marco regulador se proponen tres medidas. La primera consiste en un programa de ayudas a la extracción de biomasa forestal con destino a la valorización energética, con primas variables en función de los productos a extraer y las masas de las que provengan. La segunda es otro programa de divulgación de los beneficios ambientales de la utilización de la biomasa forestal que contribuya a generar el tejido industrial preciso para el nacimiento del nuevo mercado. Por último, se promueve el mencionado estudio de la viabilidad de la implantación de cultivos forestales energéticos, de forma que no compitan en el uso del territorio y no haya desplazamiento de especies.
El desarrollo de la I+D+i dentro del sector forestal se considera fundamental en el plan, principalmente para acceder a más mercados y ampliar el tipo de consumidores. “Se debe hacer un gran esfuerzo en innovación, desde la fabricación de productos tradicionales como el mueble, hasta los nuevos nichos de mercado que nos traen las bioenergías, incluyendo nuevos campos en los servicios forestales”, se expone en el borrador del plan. Añaden que los objetivos que contemplaría una estrategia sectorial en I+D+i se centrarían en fortalecer las posiciones en segmentos de mercados existentes mediante la innovación y el valor añadido en la fabricación y en adecuar y suministrar el balance de materias primas para productos industriales y de producción de energía.