El centro de producción y logístico de biomasa de Lozoyuela, puesto en marcha por la Asociación Nacional de Empresarios Forestales (Asemfo) –y presentado ayer por el secretario general de Medio Rural del MARM, Eduardo Tamarit, el presidente de Asemfo, Miguel Ángel Duralde y el responsable técnico del proyecto, Enrique Enciso-, nace con el objetivo de promover el aprovechamiento de la biomasa autóctona como fuente de energía renovable, y servir de modelo para su aplicación en otras comarcas rurales de España.
La planta se encuentra ubicada en la zona de Somosierra–Ayllón y abarca una superficie de 124.000 ha, 41 municipios y una población de 11.159 habitantes. Esta localización ha sido seleccionada porque en ella confluyen tres comunidades autónomas (Castilla y León, Castilla La Mancha y Madrid), y por contar con un enorme potencial energético sostenible como es la biomasa forestal. La iniciativa forma parte del proyecto experimental de desarrollo rural “La energía de nuestros antepasados”, y ha sido subvencionada por el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino con 1.155.018 euros hasta 2012.
La extracción sostenible de biomasa a partir de masa forestal tendrá un uso térmico (agua caliente sanitaria y calefacción) en el sector doméstico y asistencial, y su utilización como fuente de energía conlleva, según Miguel Ángel Duralde, presidente de Asemfo, “múltiples ventajas sociales y ambientales, como la generación de empleo rural, la limpieza de los montes y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero”.
4.000 toneladas para 1.600 viviendas
La planta, que ocupa una superficie de 660 m2, producirá al año 2.500 toneladas, aunque cuenta con capacidad para generar 4.000 toneladas de astillas. Según el responsable técnico del proyecto, Enrique Enciso, “las astillas producidas en el centro pueden llegar a generar combustible suficiente para proporcionar agua caliente y calefacción a unas 1.600 viviendas de 100 metros cuadrados útiles, lo que equivaldría a una población aproximada de 4.800 habitantes”.
Durante el acto, Enciso señaló que “España podría albergar 400 centros de este tipo, por lo que su implantación total generaría de forma directa, indirecta e inducida 2.800 nuevos puestos de trabajo, en su mayoría en zonas rurales, y abastecer de energía a 640.000 familias en todo el territorio”.
La instalación transformadora -en la que se han invertido entre 200.000 y 300.000 euros-, es una adaptación exprofeso para el proyecto de una maquina de construcción usada para cribar áridos. Con varios procesos de cribados, la planta puede eliminar productos como polvos, serrín y corteza y obtener una astilla muy similar en tamaño y de mayor calidad.
Astillas de alto valor
Los dos tipos de astillas que se obtienen según el tamaño son la G30 -destinada a calderas de hasta 150kw- y la G50, para las de potencia superior. Estas astillas se generan a partir de la transformación de madera en rollo adquirida en aprovechamientos de la zona, procedente de claras y podas realizadas por la propia Administración. En ambos casos se trata, según los responsables, de una astilla de alto valor, muy homogénea y elaborada a partir de madera de pino (la especie más común en la zona) y con un bajo contenido en humedad -entre un 12% y un 20%-.
La estandarización del uso de esta biomasa autóctona como combustible es otra de las partes fundamentales para que el proyecto sea rentable y cumpla las expectativas creadas hasta el momento. En este sentido, los responsables han explicado que el uso de las astillas frente al gas propano y el gasoil permite un ahorro de entre un 63% y un 64% respectivamente. De hecho, los cálculos realizados sobre el consumo anual de una persona que gaste una tonelada de astilla para obtener calor y agua caliente sanitaria sitúan el gasto en unos 400 euros, muy por debajo de los 1.200 euros que le costaría si lo hiciera utilizando gas o gasoil.
Más información
www.asemfo.org
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