La energía renovable generada a partir de los residuos orgánicos de Madrid en el Parque Tecnológico de Valdemingómez servirá para mover el transporte público madrileño. El delegado de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante, acompañado por el delegado de Economía, Innovación y Empleo, Miguel Ángel Redondo, presentó ayer esta iniciativa, que es fruto del acuerdo entre la Empresa Municipal de Transportes de Madrid y el Área de Medio Ambiente y Movilidad a través del Parque Tecnológico de Valdemingómez. Gracias al convenio suscrito entre ambas entidades, una de las líneas de autobuses municipales de GNC (gas natural comprimido) utilizará el biometano generado en el parque tecnológico madrileño.
En el proyecto participan así mismo PreZero, la empresa que se encarga de gestionar la Planta de Tratamiento de Biogás (PTB) en la que se produce el biometano, y la comercializadora Axpo. Los seis gigavatios hora que los promotores de la iniciativa estiman serán suministrados a la EMT de Madrid alcanzarán "para abastecer anualmente a una línea con una dotación de cerca de veinte autobuses, es decir, unas características operacionales similares a la línea circular C1, que es una de las más potentes de toda la red municipal con más de 1 millón de kilómetros realizados y 4,43 millones de viajeros transportados en 2021".
El acuerdo tiene una duración inicial hasta el 31 de diciembre de 2023 y podrá prorrogarse por períodos anuales hasta un máximo de cuatro años. El convenio establece, además, la prestación de apoyo entre ambas organizaciones, así como el intercambio de información y experiencia en el ámbito de la colaboración y la coordinación en actuaciones de comunicación para la divulgación del proyecto y el fomento de las energías renovables.
El proyecto ha recibido en el año 2022 una subvención de 285.000 euros del Foro de Empresas por Madrid, la plataforma público-privada para el desarrollo de proyectos empresariales en la capital.
El Ayuntamiento de Madrid explica
«El Parque Tecnológico de Valdemingómez, que generaba un total de 103 gigavatios hora térmicos de biometano al año, ha aumentado recientemente su capacidad de producción hasta, al menos, 180 gigavatios hora gracias a la intervención de PreZero, empresa que gestiona la Planta de Tratamiento de Biogás.
Para conseguirlo, los residuos del cubo marrón son sometidos a un proceso de digestión anaerobia (tratamiento de la materia orgánica en ausencia de oxígeno) que permite generar biogás que posteriormente se depura hasta su consideración como biometano en la Planta de Tratamiento de Biogás (PTB) y se inyecta en la red gasista de transporte.
Todo el proceso está altamente automatizado y permite avanzar en el cumplimiento de los retos de reciclaje y reducción del vertido que recogen las directivas europeas en el marco del planteamiento de la economía circular. Gracias a este proceso, se minimiza el impacto de la gestión de estos residuos y se evita la emisión de gases de efecto invernadero y de malos olores. El proceso, desde la recepción de la materia orgánica en la planta, hasta la producción del biometano, se realiza en naves confinadas con modernos sistemas de desodorización (biofiltro avanzado de última generación), que permiten minimizar el impacto de olores del proceso»
Qué es el biogás y qué es el biometano
La fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (la cáscara de un plátano, el filo de una pizza, las mondas de patata), los lodos procedentes de las depuradoras de aguas residuales, los subproductos que genera la industria agroganadera, los purines de cerdo, la cáscara de la almendra (y la de la pipa y la de las naranjas que llenan de zumo los desayunos), el hueso de los melocotones de la mermelada, los residuos de la industria conservera, las podas de parques y jardines, los serrines y cortezas de la industria maderera, el estiércol, la gallinaza. Todo eso es biomasa. Biomasa que, cuando se descompone en ausencia de oxígeno, produce biogás, un combustible renovable (que contiene entre un 55 y un 75% de metano) y que podemos quemar para producir electricidad, calor o movimiento. Si damos un paso más y depuramos ese biogás hasta convertirlo en biometano (combustible renovable en el que el porcentaje de metano ya está por encima del 96) pues entonces ya no solo podemos quemarlo para producir calor o energía eléctrica, sino que, además, podemos usarlo como combustible en el motor de un autobús o... inyectarlo en las redes de gas natural.