Los responsables del informe elaborado por Bloomberg New Energy Finance tienen claro que si no hay apoyo de las administraciones, ni el hidrobiodiésel ni otros biocarburantes con otros procesos serán competitivos en la aviación. Para Harry Boyle, analista de Bioenergía de la compañía, “si los gobiernos quieren que las compañías aéreas empleen una proporción significativa de combustibles no fósiles antes de 2020, tendrán que subsidiar los biocarburantes avanzados o, algo más probable, introducir mandatos que obliguen a las compañías a utilizar un porcentaje determinado de mezcla y aguantar las críticas por la subida del precio de los billetes”.
Una vez que se consigue el desarrollo comercial en la carrera por entrar en los motores de los aviones, es posible que no lleguen a 2020 aquellos combustibles que subirían más esos precios. Los primeros que se caen de la lista planteada por Bloomberg New Energy Finance serían los que utilicen materias primas comestibles, ya que su coste se estima en 1.20 dólares/litro, muy por encima de los actuales precios del combustible para aviones, que se sitúa en torno a los 0,85 dólares/litro. Por el contrario, la utilización de jatrofa con una mayor escala de producción llegaría a los 0,86 dólares/litro en 2018, y los carburantes a partir de la pirólisis con madera estarían en torno a los 0.90 dólares/litro en el mismo año.
Los biocarburantes con algas, los más alejados de la paridad de costes con los fósiles
El informe recalca que hacia 2018 “los biocarburantes a partir del hidro-tratamiento de los aceites vegetales no comestibles, como la jatrofa y la camelina, o de la pirólisis de materias primas celulósicas deberían ser los primeros en llegar a ser verdaderamente competitivos comparado con el coste del combustible de aviación convencional (asumiendo que éstos incluyen el costo de carbono) y después de pasar a una producción a gran escala”. En cuanto a otros biocarburantes avanzados, como los que emplean otros procesos para convertir la biomasa leñosa (Fischer Tropsch), no les augura un futuro comercial antes de 2018, ya que alcanzarían los 2.60 dólares/litro en ese año. Concluyen que “los obtenidos a partir de algas constituyen la vía más alejada de la paridad de costes en relación al combustible fósil”.
Tanto la Unión Europea como España han comenzado a mover ficha y promover acuerdos con aerolíneas, productores y centros tecnológicos para acelerar el proceso de entrada de los biocarburantes en la aviación. Dentro del acuerdo alcanzado en España, la camelina es la materia escogida para comenzar a trabajar. Por su lado, las compañías aéreas, ante la entrada del sector en el comercio europeo de derechos de emisión, deben buscar nuevas fórmulas para emitir menos CO2. Según se destaca en el informe, ahora mismo, con los créditos de carbono muy baratos, la repercusión en el precio de los billetes es ínfima. Sin embargo, sí se incrementaría si se compensaran las emisiones con biocarburantes, debido al bajo desarrollo de estos. Otra cosa será dentro de diez años, por lo que Michael Liebreich, presidente ejecutivo de Bloomberg New Energy Finance, avisa de que “las líneas aéreas que se muevan ahora estarán mejor preparadas para tener ventaja más adelante. "
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