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La producción de pellets alcanza los 20 millones de toneladas

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La invasión de Rusia a Ucrania provocó una grave crisis energética a nivel europeo en el año 2022. Entre sus consecuencias, precios récord de la energía y prohibición (con sanciones) de importar pellets de madera a la Unión Europea procedentes de Rusia y Bielorrusia que se traduce en una caída de la producción de electricidad a partir de biocombustibles sólidos de un 5,4 %. Pero hay datos positivos. La producción de pellets de madera europeos continúa aumentando y en 2022 se situó en los 20,4 millones de toneladas, mientras que su consumo supera ya el 50 % a nivel europeo.
La producción de pellets alcanza los 20 millones de toneladas

Según el Barómetro de Biocombustibles Sólidos 2023 de EurObservER, en el año 2022 la producción de electricidad a partir de madera en rollo, pellets de madera, desechos y subproductos de madera, residuos, plantas y otros residuos industriales renovables en la Unión Europea fue de 87,6 teravatio-hora (TWh), con un 75,9 % que provenía de centrales de cogeneración; una cifra por debajo del récord de 2021 de 92,7 TWh que se traduce en una caída en la producción del 5,4 %. Por su parte, el consumo de energía primaria (Tabla 1) superó –según las previsiones– las 100 toneladas equivalentes de petróleo (Mtep) y se situaría como la segunda cifra de consumo anual más alta registrada a nivel europeo después de la de 2021 (104,5 Mtep). Es decir, se ha dado una disminución del consumo interno de biocarburantes sólidos del 4,1 % debido a –señalan en el informe– las temperaturas más suaves del 2022.

El biocarburante sólido sigue siendo la principal energía renovable utilizada en la Unión Europea, a pesar de que las necesidades de calefacción experimentaron una fuerte contracción en 2022. Según la base de datos de Eurostat, el número anual de grados-día de calefacción (HDD) se redujo un 8,6 %, pasando de 3.126 a 2.858 HDD, siendo 2022 uno de los años más bajos de la última década en prácticamente todos los países de la Unión Europea, excepto Malta (+16,7 %), Chipre (+14,1 %) y Grecia (+0,1 %). Siguiendo este indicador, Finlandia y Suecia, los dos países con mayores necesidades de calefacción, experimentaron descensos interanuales del 6,2 % y del 5,4 %, respectivamente. En cuanto a los países más al sur, el descenso fue mayor: 18,4 % en Francia, 12,1 % en Alemania, 11,1 % en España, 9,5 % en Italia y 8,3 % en Polonia.

La crisis geopolítica desatada por la invasión de Ucrania por Rusia a finales de febrero de 2022 provocó una grave crisis energética con precios récord de la energía y que tuvo implicaciones específicas para el comercio de biocombustibles sólidos como la prohibición (con sanciones) de importar pellets de madera a la Unión Europea procedentes de Rusia y Bielorrusia. “Estas sanciones interrumpieron el flujo tradicional que asciende a unos dos millones de toneladas sólo de Rusia”, añaden desde EurObservER. Esto generó escasez de suministro en los principales países importadores de pellets de madera: Dinamarca, Países Bajos, Bélgica e Italia; algunos de ellos obligados a diversificar sus fuentes de suministro de pellets de madera y a elaborar planes de emergencia para mitigar el impacto de la crisis. Las importaciones netas de biocarburantes sólidos en toda la Unión Europea en 2022 fueron inferiores al nivel de 2021 (3,7 Mtep en 2021 y 2,3 Mtep en 2022), debido principalmente a este embargo ruso y bielorruso de pellets de madera.

A esta crisis energética se le suma la Directiva de Energías Renovables que tienen que cumplir los principales operadores de centrales térmicas y/o eléctricas (con calderas iguales o superiores a los 20 MWth) con la implantación de certificados que demuestren que sus materias primas para biocombustibles cumplen los criterios de sostenibilidad, esenciales para poder optar a subvenciones a la producción. EurObserv'ER considera que la gran mayoría del consumo de energía final anunciado para 2022 por los Estados miembros cumple los criterios de la Directiva.

Los biocombustibles sólidos se duplican desde el 2000
Según EurObserv'ER, el calor de biocombustible sólido utilizado directamente por los usuarios finales cayó un 3,2 % entre 2021 y 2022, siendo Alemania el único país que ha registrado un claro aumento de su consumo de energía final de biocombustibles sólidos para sustituir la mayor cantidad posible de gas ruso (Tabla 2). El consumo también creció ligeramente en España y se mantuvo estable en Suecia. A pesar de esta bajada, el uso de biocombustibles sólidos en la Unión Europea para satisfacer las necesidades energéticas prácticamente se ha duplicado desde el año 2000 (Gráfico 1), coincidiendo con el incremento de la oferta potencial de energía de biomasa, ya que –según el Informe Estadístico de Bioenergy Europe 2023– la media de existencias forestales ha aumentado en más de un 30 % desde 1990. Este crecimiento también se ha visto disminuido en torno a un 1,6 % entre 2021 y 2022, pasando de 24,5 a 24,2 millones de toneladas en toda la Unión Europea, según los datos de Bioenergy Europe Statistical Report 2023. Sin embargo, el consumo de pellets de madera en viviendas y en el sector comercial pasó del 51 % de 2021 a representar el 56 % del consumo de pellets de madera de la Unión Europea en 2022.

La principal razón de la bajada se encuentra en la caída del consumo por parte de la industria, principalmente en los sectores de cogeneración y producción de energía, por el precio altamente volátil de los pellets de madera como resultado de la crisis energética descrita anteriormente. A finales de 2022, este biocombustible sólido alcanzó precios por encima de los 700 euros por tonelada, mientras que hasta 2021 los precios no superaban los 300 euros. A pesar de la bajada después del invierno 2022-2023, siguen siendo más altos que en 2021. Y como consecuencia, por ejemplo, el descenso en el consumo en 550.000 toneladas de plantas de cogeneración danesas o en 300.000 toneladas de centrales eléctricas neerlandesas. Así lo refleja el estudio: “La escalada de los precios de las energías fósiles tras la invasión de Ucrania por Rusia en 2022 obligó a los industriales a volver a centrarse en la necesidad de descarbonizar sus sectores y acelerar su transición energética. El consumo de biocombustibles sólidos en la industria se disparó en aquellos países cuyo suministro de gas corría más peligro, por no hablar de varios grandes operadores de centrales eléctricas cuyos circuitos de aprovisionamiento se vieron sometidos a presión, o cuya actividad fue objeto de escrutinio por parte de los legisladores europeos en materia de sostenibilidad de las materias primas para biocombustibles”.

20 millones de toneladas
La categoría ´Madera, residuos y subproductos de la madera`, que incluye los pellets de madera, es el sector más destacado en cuanto a producción nacional de biocarburantes sólidos en los países de la Unión Europea. Según datos de Eurostat, el desglose para 2021 (último dato anual disponible) era de un 80 %, seguido con un 13,5 % por licor negro (subproducto de la industria de la pasta de papel), 4,2 % para otros materiales y residuos vegetales, 1,8 % para residuos industriales renovables, 0,6 % para bagazo y 0,2 % para residuos animales. En concreto, la producción de pellets de madera de la Unión Europea continúa aumentando y ha pasado de 19,8 millones de toneladas en 2021 a 20,4 millones de toneladas en 2022 (un 3,2 %), mientras que la capacidad de producción aumentó de 25,6 a 27 millones de toneladas (un 5,6 %), gracias a la apertura de 63 nuevos centros de producción. “El menor crecimiento de la producción en comparación con las capacidades de producción puede explicarse, en parte, por el fuerte aumento de los costes de producción debido a la subida de los precios de la energía”, añade EurObservER.

En cuanto a los tres principales países productores de electricidad a partir de biocarburantes sólidos de la Unión Europea, Finlandia y Suecia monopolizan con sus centrales de cogeneración los primeros puestos con una producción de electricidad a partir de biocarburantes sólidos de 11,9 TWh (un 6 % menos que en 2021) y 11,3 TWh (un 0,7 % más que en 2021), respectivamente. Alemania ocupa el tercer lugar con 10,3 TWh y un 4,7 % menos de producción (Tabla 3). Asimismo, los mayores descensos de la producción de electricidad a partir de biocombustibles sólidos se registraron en los dos países que más importan pellets de madera: Dinamarca con una caída del 20,4 % y los Países Bajos con un descenso del 14,3 %. Esta producción de electricidad a partir de biocarburantes sólidos sólo aumentó en Francia (+ 5,7 %), Austria (+ 6,2 %) y Portugal (+ 4,5 %). En definitiva, y como perspectivas para los próximos años, las nuevas plantas de biocombustibles sólidos deben generar al menos un 65 % menos de emisiones directas de gases de efecto invernadero que la alternativa de combustibles fósiles. En esta línea, las nuevas plantas de calor y energía basadas en biomasa deben generar al menos un 80 % menos en 2026.

El caso especial de Finlandia
Este país industrializado, cuya combinación energética es una de las menos dependientes de los combustibles fósiles, cuenta con un 70 % del suelo forestal y el 28,5 % de su consumo energético procede de la madera. Finlandia es el primer productor de electricidad a partir de biocombustibles sólidos de la Unión Europea y el quinto mayor consumidor de biomasa de la Unión Europea con el mayor consumo de biomasa per cápita con 1,569 tep, por delante de Suecia con 0,962 tep per cápita. En total, las energías renovables representaron el 41,8 % de su consumo energético en 2022, muy por delante del petróleo (20,3 %), la energía nuclear (20,4 %), el carbón (6,4 %) o el gas natural (3,0 %).

Este reportaje forma parte de la edición de marzo de nuestra revista en papel (ER229), que puedes descargar gratis aquí

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Pepe
Es claro que España no puede ni intentar producir electricidad a gran escala con madera, ante el cambio climático, menor superficie arbolada y con una población mayor que Suecia o Finlandia. Pero sí estamos en condiciones de producir una buena parte de la calefacción tanto pública como privada, calor industrial, etc... A ver si lo aprovechamos, porque para variar aquí también vamos a la cola de países con más frío.
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