El informe de la FAO destaca que “el combustible de madera (dendrocombustible) desempeña una función decisiva para garantizar el acceso a una energía asequible, fiable y moderna, al prestar servicios energéticos básicos a alrededor de 2.400 millones de personas, lo que corresponde a un tercio de la población mundial”.
Además de para cocinar y esterilizar agua (lo que constituye el objeto principal del ODS2: hambre cero, seguridad alimentaria y mejora de la nutrición), desempeña una función mayor recuerda la FAO como fuente de energía, en particular para calentar hogares, además del uso a escala industrial para generar electricidad o cogeneración.
El informe El estado de los bosques del mundo 2018. Las vías forestales hacia el desarrollo sostenible expone que alrededor del de la mitad de la madera en rollo que se extrae de los bosques de todo el mundo cada año (aproximadamente 1.860 millones de metros cúbicos) se utiliza como combustible para cocinar y calentarse en los hogares, para pequeñas actividades industriales y en menor medida para generar electricidad.
Carencia muy grande de suministro seguro
Pero la proporción del consumo varía de una región a otra; en África alcanza el 90 por ciento y en Asia supera el 60 por ciento. Añaden que aproximadamente el 40 por ciento del dendrocombustible del mundo se consume en Asia, el 36 por ciento en África, el 17 por ciento en América y el 8 por ciento en Europa.
El problema es que todavía hay una carencia muy grande de suministros seguros de madera e instalaciones para su combustión. “En zonas rurales de muchos países en desarrollo, donde se dispone libremente de biomasa y no se cuenta con canales de distribución de combustibles alternativos o cocinas adecuadas sin humos, se ha estimado que solo una quinta parte de la población tiene acceso a instalaciones no contaminantes para cocinar”.
Desde la FAO advierten de que “es necesario adoptar medidas para evitar que se comprometa el cumplimiento de otros ODS, por ejemplo, el ODS3 (salud y bienestar para todas las edades), debido a los efectos del humo sobre la salud humana, o el ODS15 (gestionar de forma sostenible los bosques), por las repercusiones que el aumento de la demanda de dendrocombustible tiene en los recursos forestales.
Producir dendrocombustible de manera sostenible, limpia y eficiente
Periódicamente, la Organización Mundial de la Salud publica también informes donde destaca que “cada año, más de cuatro millones de personas mueren prematuramente por enfermedades atribuibles a la contaminación del aire de los hogares como consecuencia del uso de combustibles sólidos para cocinar”.
Hay que tener en cuenta que los bosques suministran aproximadamente el 40 por ciento de la energía renovable mundial en forma de dendrocombustible; “esto equivale a la energía solar, la hidroeléctrica y la eólica juntas”, puntualizan en el informe. “La atención debe ahora dirigirse a producir dendrocombustible de manera más sostenible para reducir la degradación de los bosques, así como de manera más limpia y eficiente a fin de mejorar la salud de millones de personas, en particular mujeres y niños”.
Alianza Global para Estufas Limpias
“A la vista de los 2 400 millones de personas, lo que supone aproximadamente 500 millones de hogares, que utilizan dendrocombustible, es necesario aumentar significativamente la distribución de estufas de cocina no contaminantes para garantizar el acceso universal a prácticas seguras de preparación de alimentos”, recuerdan.
Entre las alternativas se cita la conversión de la madera en carbón vegetal, que “tiene un mayor contenido energético por peso que la leña, de modo que se quema más lentamente y desprende menos humo durante la combustión”. Por otro lado, confían en la eficacia de programas como la Alianza Global para Estufas Limpias, una asociación formada por los sectores público y privado y auspiciada por la Fundación pro Naciones Unidas, que en 2015 distribuyó 13 millones de estufas limpias y eficientes.