Los presidentes de la estadounidense Renowables Fuels Association (RFA), la Canadian Renewable Fuels Association, la European Renowable Ethanol (ePure) y la Global Renowable Fules Alliance firmaron un comunicado conjunto en el que muestran su hastío por lo que consideran una continua exclusión de sus posturas y aportaciones en los informes sobre biocombustibles y seguridad alimentaria procedentes de organizaciones internacionales como la FAO. Consideran que es imposible afrontar políticas eficaces en este terreno si no se cuenta con el rigor científico y una participación más abierta de las partes interesadas.
Especialmente dolidos se muestran con el informe que el Grupo de Expertos de Alto Nivel del Comité de Seguridad Alimentaria (CSA) de la FAO presentó en Roma a principios de este mes. Aparte de lamentar la falta de transparencia, participación y rigor científico del mismo lo califican de nada equilibrado y de promover políticas poco factibles de llevar a cabo. Sobre la falta de transparencia, hablan del “misterioso proceso de designación del equipo que realizó el informe”, del escaso fluir de la información entre los actores afectados, de “la opaca y secreta” revisión externa y del desconocimiento real sobre quién y por cuánto se financió el informe. Por todo ello, piden su retirada hasta que no se subsanen todas estas deficiencias.
¿Quién revisó el informe?
Los principales productores mundiales de biocarburantes relatan carencias concretas en el proceso de análisis, incluida la no toma en consideración por parte del grupo de expertos del CSA de la propuesta de “contextualizar adecuadamente los posibles impactos de los biocombustibles en la seguridad alimentaria mediante la comparación con los asociados con otras formas de energía, es decir, los combustibles fósiles”. “Es un principio básico de todo proceso público abierto y transparente que la decisión de aceptar o rechazar las recomendaciones de las partes interesadas se expliquen y estén debidamente justificadas” afirman en la carta, poniendo como ejemplo de lo contrario lo realizado por el grupo del CSA.
Según los autores de la carta, tanto el proceso de selección del grupo que realizó el informe como la revisión externa del mismo también han estado repletos de irregularidades. Añaden que, según las normas del CSA, dicha revisión debe ser realizada de forma independiente, con puntos de vista diferentes al de los autores y con la publicación de las personas que lo realizan. “No está claro que el proceso de revisión externa cumpla con estas normas básicas porque no tenemos información sobre el mismo, por lo que solicitamos al Grupo de Expertos de Alto Nivel que nos proporcione esa información y revele los nombres y procedencia de los revisores”.