Desde hace unos años, no hay política forestal, de ámbito estatal o autonómico, que no contemple la explotación de sus recursos con fines energéticos. Ni política ni normativa. El Gobierno de Aragón, en el mismo comunicado en el que cuantifica en 600.000 toneladas la biomasa disponible anualmente para producir energía, adelanta que “está trabajando en el establecimiento del marco legal y el fomento de la gestión forestal sostenible, a la vez que se adaptan los sistemas de obtención de la biomasa a los requerimientos que el nuevo escenario forestal y energético precisa”.
Desde el Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente anuncian que el proyecto de modificación de la Ley de Montes de Aragón busca “simplificar y facilitar los procedimientos administrativos para favorecer el establecimiento de un tejido industrial acorde con esos objetivos y necesidades (ampliar la producción y consumo de biomasa), por considerar este tipo de energía renovable como el elemento clave para la dinamización de la economía del medio rural, que permite, a su vez, consumir los recursos forestales existentes y fomentar la inversión privada para acabar como corolario de estos efectos positivos con la creación de empleo”.
600.000 toneladas que en el PER 2011-2020 son 800.000
Según los datos del Gobierno aragonés, “en la actualidad, las masas forestales de Aragón tienen un crecimiento anual de 1,9 millones de toneladas de materia seca. Dado que se busca en todo momento garantizar el mantenimiento y la mejora de los bosques, se ha determinado una posibilidad de extracción en función de la espesura de las masas, la accesibilidad dependiente de la fisiografía y a criterios de conservación, de aproximadamente 600.000 toneladas anuales de materia seca”. Podrían ser más, ya que el estudio técnico sobre el potencial de energía con biomasa elaborado por el IDAE para el Plan de Energías Renovables 2011-2020 cuantifica en casi 800.000 toneladas al año la biomasa disponible en la región, sumando restos de aprovechamientos madereros y árboles completos.
En ese mismo estudio, la comunidad autónoma que aparece con mayor potencial de biomasa forestal con fines energéticos es Galicia, ya que suma 4,7 millones de toneladas. Hace unos meses la Xunta presentó un plan/estrategia de acción integral de biomasa a desarrollar en 2014 con el objetivo de “dotar de absoluta preferencia esta actividad económica”. Hace menos, la pasada semana, el consejero de Economía e Industria, Francisco Conde, recibió al presidente de la sección de Biomasa de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), Manuel García, en un primer encuentro con actores del sector encaminado a “acordar la nueva estrategia global para promover la biomasa en Galicia”.
Conde también adelantó que la nueva estrategia ofrecerá a la industria un marco adecuado para "promover una industria con claros beneficios ambientales, económicos y de energía" con un énfasis especial en el medio rural gallego. “El compromiso de la Xunta por la biomasa –añadió el consejero– se configura como una prioridad transversal que se desarrolla en estrecha colaboración con la Consejería de Medio Rural y del Mar y permite realizar la transformación del bosque gallego en generador de riqueza y empleo”.
La energía, eje fundamental del plan de activación estatal del sector forestal
Por último, la Conferencia Sectorial de Agricultura y Desarrollo Rural, celebrada el 20 de enero en el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente aprobó el Plan de Activación Socioeconómica del Sector Forestal 2014- 2020 en el que la bioenergía juega un papel importante. Su principales objetivos son aprovechar la capacidad del sector forestal para impulsar la actividad socioeconómica y contribuir a su diversificación en el medio rural, incrementar el número de empleos relacionados con la actividad forestal y la mejora de la renta de los trabajadores de este sector y de las condiciones de vida de los habitantes del medio rural vinculados a él.
Para alcanzar estos objetivos se han definido 85 medidas que aún no ha dado a conocer el Magrama y en las que se priorizarán las que contribuyan a desarrollar tres ejes fundamentales: comprometer un presupuesto mínimo de la programación FEADER para medidas forestales y definirlas de manera útil para conseguir los objetivos del plan; apoyar la valorización energética de la biomasa y respaldar el asociacionismo y las organizaciones de productores para la movilización de los productos forestales; e impulsar la transformación, diferenciación y diversificación del uso de los aprovechamientos forestales.
