La Presidencia Sueca de la Unión Europea y el Parlamento Europeo han llegado a un acuerdo este jueves, tras más de un año de incertidumbre y varios meses de intensas negociaciones en la fase final, para la nueva Directiva de Renovables (RED III, actualización de la RED II vigente) en lo que respecta al ámbito de la sostenibilidad de la biomasa. El texto final acordado endurece aún más los criterios de sostenibilidad y los hace extensivos a más centrales (todas aquellas cuya capacidad supere 7,5 MWt), limita la retribución a la generación eléctrica a partir de biomasa forestal si no es en casos excepcionales (como en zonas de transición justa, con tecnologías de captura y almacenamiento de carbono asociadas o en regiones ultraperiféricas como las islas) y regula aspectos como el uso en cascada de la biomasa. Sin embargo, no ha incluido la definición de 'biomasa forestal primaria' que, en el caso de España, hubiera supuesto unas disfunciones tremendas al limitar la extracción de la biomasa de los montes para usos energéticos. Biomasa forestal cuya acumulación supone un grave riesgo, pues la falta de gestión forestal, de movilización y extracción de esa biomasa agravaría los incendios forestales al impedir el acceso a los montes y la extinción de los mismos. La Plataforma Española de la Biomasa (Bioplat) se congratula por este acuerdo.
Tras más de un año de enorme incertidumbre, el sector, si bien lamenta que se hayan establecido nuevas limitaciones que deben aplicarse de forma retroactiva, como aumentar al 80% el ahorro de emisiones de GEI en las centrales respecto a la alternativa fósil, tanto para centrales nuevas como para las existentes, agradece que se haya puesto fin a este periodo tan incierto a la par que preocupante, y que la definición de 'biomasa leñosa primaria' que tan perjudicial hubiera sido para los montes y la cadena de valor del sector forestal, no se haya adoptado finalmente, según señala Bioplat en un comunicado.
En la fase final de las negociaciones de la Directiva (denominada trílogos, al estar involucrados la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeos), la posición de España en el Consejo Europeo ha sido contraria al establecimiento de esta definición dado el potencial impacto negativo sobre la movilización de biomasa acumulada en los montes y, consecuentemente, sobre los incendios forestales que cada año son de mayor envergadura y virulencia. Máxime cuando España cuenta con normativa forestal suficientemente garante. Posición perfectamente alineada con el resto de países mediterráneos, cuyos sectores son mucho más parecidos al de España que al de los países norte europeos, y quienes además comparten la terrorífica problemática de los incendios forestales que cada verano arrasan sus montes.
El sector, añaden, una vez despejadas las incógnitas y con las normas claras tras el acuerdo alcanzado sobre el texto definitivo de la RED III, continuará demostrando que es posible conjugar la sostenibilidad y la conservación de nuestro capital natural con la gestión forestal sostenible, la lucha contra los incendios forestales, la transición energética y la bioeconomía.