A comienzos de esta semana, el Centro de Desarrollo de Energías Renovables (Ceder-Ciemat) daba a conocer la puesta de largo de Biocistus 4.0 o, lo que es lo mismo y con todas sus palabras: Desarrollo de nuevos sistemas de cultivo y cosecha de la jara pringosa (Cistus ladanifer L.) asistidos mediante TIC. Se trata de un proyecto financiado por el Programa Estatal de I+D+i Orientado a los Retos de la Sociedad en el que participan también el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Dentro del trabajo de extracción en cascada de aceite esencial, oleorresina y biomasa lignocelulósica, desde el Ceder-Ciemat informan a Energías Renovables que "se va a hacer la caracterización de la biomasa una vez destilada para uso energético, y se prevén realizar ensayos de peletización y combustión en la caldera en la que se genera el vapor necesario para la destilación, de forma que el proceso sea en cascada y circular".
Los resultados e impactos esperados se dividen acorde con los tres subproyectos de Biocistus. En el primero, liderado por el Imidra, se contempla “la creación de nuevas cadenas de valor en áreas rurales, el desarrollo de áreas piloto con el cultivo de jaras, la definición de un marco para ayudar a los actores involucrados y la difusión a los agricultores”.
Nuevos métodos y sistemas de manejo de la jara
En el subproyecto 2, liderado por el Ceder-Ciemat, “se pretende avanzar en el desarrollo de nuevos métodos y sistemas de manejo de la jara que permitan el progreso agroforestal e industrial y la extensión a nuevas zonas potencialmente productivas en España, que actualmente son terrenos marginales sin apenas uso agroforestal”.
Por último, en el subproyecto 3, liderado por la UPV, “trabajará en la adaptación de tecnologías 4.0 para la agricultura de precisión, tanto para zonas silvestres como para áreas piloto de cultivo, generando algoritmos inteligentes para que ayuden a maximizar la rentabilidad y la sostenibilidad de las cadenas de valor”.
Lo mejor de la jara como biocombustible: ejemplares robustos y sin follaje
No es la primera que investigadores de la península Ibérica analizan el potencial de la jara pringosa dentro del concepto de biorrefinería, es decir, su aprovechamiento para generar diversos bioproductos, incluida bioenergía. En 2017, Paula Carrión-Prieto, de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia (Universidad de Valladolid), lideró un estudio que incluía también al brezo (Erica arbórea).
En el trabajo de Carrión-Prieto se evaluó la idoneidad de una valorización de biomasa de ambas especies arbustivas para la calefacción. Entre las conclusiones, se advertía que “si bien la recolección de E. arborea para su uso como combustible no necesita ser selectiva, la de C. ladanifer debe limitarse a los especímenes más robustos y se debe evitar el follaje”.
El “biopotencial” de la jara desde Portugal
Entre 2019 y 2021, las investigaciones parten principalmente de científicas del Laboratório Nacional de Energia e Geologia y del Centro de Biotecnologia Agrícola e Agro-Alimentar do Alentejo/Instituto Politécnico de Beja, ambos de Portugal. En 2019, el trabajo concluyó que “el uso de la biomasa de C. ladanifer para una biorrefinería de base lignocelulósica representa una valorización potencial que puede contribuir a ingresos adicionales para las destilerías de aceites esenciales actuales”.
En el trabajo de 2021 se evaluaron los residuos de jaras obtenidos después de la destilación del vapor comercial para la producción de aceite esencial, con el objetivo de producir sólidos enriquecidos con celulosa y compuestos derivados de la lignina con valor agregado. La conclusión fue que “pueden ser una fuente de biomasa para la producción de derivados de lignina y sólidos ricos en glucanos para su posterior uso en procesos de bioconversión.
“Contribuir al desarrollo económico de las zonas más despobladas”
En el caso de Biocistus, la selección y cultivo de jaras busca obtener “bioproductos de elevado valor añadido, que pueden ser también precursores de nuevos compuestos naturales en sectores clásicos como la perfumería y cosmética, pero también en otros como el alimentario y el de la agricultura orgánica”.
El proyecto se desarrollará hasta el 31 de diciembre de 2023 y tiene como principales zonas piloto de actuación los municipios de Hiendelaencina, en la provincia de Guadalajara, y Berzosa de Lozoya, en Madrid. Otro objetivo es “contribuir al desarrollo económico de áreas muy despobladas mediante la puesta en valor de especies nativas como la jara pringosa”.