El acuerdo al que han llegado IBS y Biocel Energy tiene como objetivo construir cinco plantas antes de 2011, lo que supone un negocio de unos 10 millones de dólares en los que la empresa americana tendrá que pagar por cada planta instalada, como concesionaria de la tecnología de IBS. La primera planta piloto se está construyendo en Fort Lauderdale (Florida), y se ultima el inicio de otra en la localidad canadiense de Montreal. La capacidad de producción total de la planta piloto es de 1.600 toneladas al mes y será una réplica de las que posteriormente se instalen junto a las plantas depuradoras. En esas mismas instalaciones se situarán los laboratorios y la sede americana de IBS USA
4.000 millones de toneladas de petróleo con lodos
La razón por la cual ha puesto IBS sus ojos en Norteamérica es que “el potencial de aplicación del sistema en Estados Unidos es muy grande, puesto que genera al año 19.000 millones de toneladas de lodos procedentes de la depuración de aguas, que actualmente suponen un problema, ya que su gestión y traslado genera un alto coste”. En IBS afirman que si esa cantidad fuera tratada con su sistema se obtendría una producción anual de 4.000 millones de toneladas de petróleo, “por lo que se pasaría de un sistema de gestión de lodos deficitarios a una revalorización en un bien tan preciado como el petróleo”.
No es la primera vez que la tecnología de IBS cruza el Atlántico. A finales del pasado año, junto a otra empresa valenciana, Grupo Vento, creó una compañía en Brasil para obtener biocarburantes a partir de residuos vegetales y animales. La inversión fue de 15 millones de euros y cuenta con el apoyo del Banco Ambiental do Brasil. Tampoco se pasa por alto en este acuerdo el aprovechamiento de lodos de depuradoras para conseguir biopetróleo.
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