“Las mediciones concluyen que las concentraciones de partículas sólidas y gases emitidos (monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno) se encuentran por debajo de los valores límite contemplados en la normativa vigente y fijados en la autorización ambiental integrada. Sin embargo, la actividad de la caldera de biomasa genera un nivel de ruido excesivo y da lugar a emisiones esporádicas de polvo en suspensión, que si bien no es nocivo para la salud sí resulta molesto, por lo que debe corregir estas disfunciones”.
Ante las denuncias que desde 2016 vecinos y los ayuntamientos de Zalla y Güeñes (Vizcaya) llevaban a cabo, la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno vasco modificó la autorización ambiental integrada con que cuenta Glefaran desde 2014 para hacerla más estricta y realizó inspecciones y controles con un equipo de medición móvil instalado en las inmediaciones de la planta, cuyas conclusiones son las referidas en el primer párrafo.
En una nota de prensa de principios del año pasado, la agencia de noticias del Gobierno vasco anunciaba que “la dirección de la empresa se ha comprometido ante el Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno vasco a corregir de forma urgente las emisiones de polvo y ruido, y a aplicar a medio plazo un plan integral para la reducción de las emisiones causadas por la caldera de biomasa".
Mejoras con revamping
Tras un proceso en el que los vecinos no ven mejoría e incluso el Gobierno vasco reconoce que se superó la media de emisiones permitida “en especial, en febrero”, Glefaran acaba de anunciar que ha firmado “un contrato con las ingenierías Babcock Montajes y Gestamp Biomass Solution para la mejora de su caldera mediante un revamping de la misma, lo que unido a otras mejoras, supondrá una inversión aproximada de un millón de euros”.
Las operaciones de revamping buscan maximizar la eficiencia de cualquier proceso, en este caso para revisar y reestructurar la caldera con la intención de que dure más superando los límites de diseño y tecnológicos con los que se construyó e instaló en su día.
Según Glefaran, los trabajos “se iniciarán de inmediato, y junto a otras intervenciones orientadas todas ellas a la mejora de la productividad, aumentará la eficiencia energética de la caldera en un 15 por ciento y reducirá el consumo de biomasa en más de un 10 por ciento”.
Corrección en la medición de oxígeno e impedir la humedad en el secadero
Aunque en ningún momento relacionan estas mejoras con las exigencias del Gobierno vasco, en junio de este año el diario Deia recordaba que la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno, compareció en el Parlamento Vasco a petición propia para dar cuenta del control ejercido sobre la planta de biomasa de Glefaran y anticipar más medidas correctoras enfocadas a acabar con los episodios contaminantes.
Se precisaba que se habían requerido a la empresa mejoras en las instalaciones a acometer durante 2018, “como corrección de la medición del oxígeno en la caldera y mantener el secadero en condiciones adecuadas para evitar la entrada de material húmedo que provoque incidencias en la combustión”. Además, en la actualidad tiene lugar una nueva campaña de medición de los niveles de inmisión de contaminación atmosférica.
Esta central eléctrica de biomasa en la única que opera en el País Vasco y según Glefaran, “tras haber logrado una producción normalizada, consume 70.000 toneladas al año de biomasa forestal procedente de las entresacas y podas de los montes, preferentemente del entorno”.