El ingenio Aguaí, uno de los tres más grandes del país y que inició sus operaciones en junio de 2013, está ubicado en la localidad del mismo nombre Aguaí, en la provincia Obispo Santistevan, a 110 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra, capital del departamento de Santa Cruz. Produce azúcar y alcohol industrial, y, además de etanol, también generará energía eléctrica a partir del bagazo de caña.
Respecto a la tecnología para la producción de etanol, un comunicado de la empresa estatal Yacimientos Fiscales Bolivianos (YPFB) asegura que la planta deshidratadora, que abarca trece hectáreas, "utilizará la tecnología denominada 'tamiz molecular' para la deshidratación del alcohol", con una capacidad de molienda de 500 toneladas de caña de azúcar por hora.
Ley de Aditivos de Origen Vegetal
La Ley N° 303/2017-2018 ha sido promulgada el 15 de septiembre pasado por el mandatario boliviano, quien explicó: “La utilización de los aditivos de origen vegetal sólo se podrá realizar garantizando la seguridad alimentaria, y sin descuidar la provisión de los alimentos. El azúcar, en el caso de la producción de etanol para gasolina y el aceite comestible, en el caso del diésel”.
Por su parte, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez aseguró que "la producción de etanol inyectará a la economía boliviana una inversión de 1.600 millones de dólares, de ellos, aproximadamente 950 millones serán destinados a mejorar las variedades de caña, acondicionamiento de tierras, mecanización del agro y mejora en los sistemas de cosecha". Agregó también que "los otros 650 millones se invertirán en los sistemas de deshidratación de etanol; en la ampliación de la capacidad de molienda y tratamiento de residuos”.
El presidente de YPFB, Óscar Barriga, por otro lado, aseguró que con esta medida, "el Estado reducirá la subvención a la importación de combustibles por un monto superior a los 20 millones de dólares solo en el primer año, llegando a un ahorro acumulado de más de 500 millones de dólares hasta el año 2025”.