En la primera nota de prensa del proyecto BIO4A se informa que contribuirá a la estrategia de llegar a 2020 con un consumo de biocarburantes en la aviación de dos millones de toneladas “demostrando que existe en la UE la capacidad de producción industrial de combustible de aviación sostenible”. Pone el ejemplo “de una biorrefinería que pronto se pondrá en marcha en Francia (La Mède), con un objetivo de producción de al menos 5.000 toneladas de hidrobiodiésel”.
La meta de las dos millones de toneladas se estableció en 2011 con la European Advanced Biofuels Flightpath. Dos años después, en 2013, el proyecto Itaka (Initiative Towards sustAinable Kerosene for Aviation) encuadrado en el Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea y con una amplia representación española, iniciaba el camino para “producir combustible de aviación sostenible y renovable y probarlo en los sistemas logísticos existentes y en operaciones de vuelo convencionales en Europa”.
Participación de Camelina Company España y el Cener
Antes y después no han parado de surgir iniciativas empresariales con producción de biocarburantes y desarrollo de vuelos, pero el testigo de Itaka lo recoge ahora, y durante cuatro años BIO4A. Coordinado por el Consorcio de Energías Renovables para la Investigación y Demostración de la Universidad de Florencia (Italia) en él participan seis socios más, entre los que se encuentran dos españoles.
Uno de ellos es el Centro Nacional de Energías Renovables (Cener) y otro la empresa Camelina Company España, partícipe al menos desde 2011 en el desarrollo de biocarburantes de aviación y proveedora del primero cien por cien europeo. En su página web afirman contar con 25.000 hectáreas sembradas de cinco variedades comerciales, muchas de ellas destinadas a la fabricación de bioqueroseno.
Cultivo en tierras marginales
Como ya se hizo en Itaka, la camelina, junto a los aceites vegetales usados, son las dos materias primas sobre las que se investigará dentro de BIO4A. Según se expone en la nota de prensa que se realizará “un exhaustivo trabajo de I+D sobre la recuperación de tierras marginales en las regiones mediterráneas con alto riesgo de desertificación, explorando el cultivo de camelina, adecuado para esta zonas secas”.
Añaden que “la investigación tendrá como objetivo desarrollar una estrategia rentable a largo plazo para aumentar la resiliencia del suelo de la cuenca mediterránea de la UE al cambio climático, mientras que al mismo tiempo se captura y almacena carbono en el suelo y se produce un biocombustible bajo en ILUC (siglas en inglés del cambio indirecto del uso de la tierra) para la aviación”.
Investigación y desarrollo comercial rentable en toda la cadena de valor
BIO4A no solo se centrará en el suministro de materias primas, sino también en la conversión de estas en combustibles certificados y en su mezcla y distribución a usuarios finales en varios aeropuertos de Europa. “Se distribuirá a través de la infraestructura aeroportuaria estándar para vuelos comerciales operados por varias líneas aéreas europeas”, afirman.
A la par, el proyecto “analizará una serie de casos de negocios para diseñar estrategias de mercado efectivas y atractivas basadas en experiencias comerciales reales” que permitan la incorporación de los biocombustibles a dicho mercado. La nota de prensa no especifica el presupuesto de BIO4A ni la financiación que recibe de Horizonte 2020.