El biogás se ha aprovechado para generar energía eléctrica y térmica. El Pacto Verde marca un nuevo rumbo: descarbonizar la sociedad y la economía. Hay que actuar en los sectores que más emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) generan: transporte, industria, generación de electricidad y agricultura (sumados, suponen el 75% de las emisiones). Se sustituyen combustibles fósiles por renovables, fotovoltaica y eólica principalmente, y comienza a desarrollarse el sector de los gases renovables, principalmente biometano e hidrógeno, éste en fase más embrionaria.
Lo dicho no es válido para la agricultura, ya que sus emisiones son debidas principalmente a las emisiones generadas por sus actividades. Es imperativo capturar ese biogás, biometano una vez depurado, y reemplazar gradualmente al gas natural fósil. Ya sucede en Europa a ritmo acelerado, pero no así en nuestro país. El biogás se genera de manera continuada aportando una serie de externalidades positivas, siendo un paradigma de la economía circular; sin duda el vector energético que más contribuye a la misma. Por tanto, es necesario no solo el apoyo gubernamental de los departamentos ministeriales responsables de la energía, sino también de los departamentos responsables de ganadería, agricultura, reto demográfico, residuos, fertilizantes, etcétera, tratando este sector de forma holística. Ahí radica su valor, mucho mayor que el energético.
Desde la Asociación Española de Biogás echamos en falta una mayor intensidad en ese enfoque holístico de apoyo de la Administración. Es necesario un compromiso real, evidente y firme de esos agentes, ya que, de no ser así, no se podrá alcanzar una plena “transición ecológica” y ayudar a superar el “reto demográfico”.
• Este artículo se ha publicado en el número de abril de Energías Renovables en papel, nuestro número 200, que puedes descargar en formato PDF aquí.