Pero Virgin Atlantic y Japan Airlines no están solas. A ellas se han unido otras dos grandes del sector, la alemana Lufthansa y la holandesa KLM. Todas han movido ficha ante un panorama de alza constante del precio del petróleo y con el debate abierto sobre la posible inclusión de la aviación en la asignación y mercado de emisiones de CO2, con lo que se les obligaría a reducir dichas emisiones o a comprarlas.
Lufthansa y KLM también se apuntan
Hasta ahora, todas las tentativas realizadas desde la Unión Europea o desde gobiernos como el del Reino Unido para obligar a las aerolíneas a reducir sus emisiones habían sido rechazadas de plano por éstas. Ahora, sin embargo, Lufthansa ha anunciado su objetivo de reducir en un 25% las emisiones de CO2 en 2020 incorporando biocombustibles y otras como KLM investigan también en la utilización de algas como materia prima para hacer despegar a sus flotas.
Estudios de la Comisión Europea revelan que las emisiones de los aviones representan un 12% de la contaminación originada por el transporte y un 3% del total.