El seguimiento del congreso (se celebró en Madrid entre el 10 y el 11 de abril) a través de Twitter también fue significativo, con muchos más mensajes con el gas fósil como protagonista que con los renovables, empezando por uno de los más notorios, el de Marcelino Oreja, consejero delegado de la Empresa Nacional del Gas (Enagas): "el gas natural es la única opción para la descarbonización del sector marítimo y ferroviario".
Francisco López, presidente de Gasnam, se atuvo más al sentido del congreso en la presentación: “el gas de origen renovable es un claro aliado para la descarbonización del transporte y para los objetivos climáticos y de desarrollo social que promueve Europa”.
También fue relevante la intervención de José Blanco, ponente de la Directiva de Energías Renovables, quien explicó que dicha normativa “establece que como mínimo un catorce por ciento de la energía empleada para el transporte en 2030 debe ser de origen renovable, y al menos el 3,5 por ciento deberá ser biometano producido a partir de residuos”.
España en “estado muy incipiente”
Sin embargo, mucho han de cambiar las cosas, sobre todo en España, para alcanzar esas cotas. Está en un “estado muy incipiente”, señala Gasnam en una de las notas de prensa, al citar que “frente a las casi seiscientas plantas de biometano que existen en Europa, en nuestro país contamos solo con una”, la del complejo de Valdemingómez.
Francisco Repullo, presidente de la Asociación Española de Biogás (Aebig), recordó que según un estudio del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), “el potencial de biometano de España es de 34 teravatios hora, lo que equivale al combustible necesario para propulsar cuatro millones de vehículos. Repullo aprovechó para recordar el papel del biogás y el biometano en la “mejora de la gestión de los residuos orgánicos y el apoyo al desarrollo rural y la fijación del empleo y población en entornos agrícolas y ganaderos”.
Suecia: el noventa por ciento del gas destinado al transporte es renovable
Una de las mesas más ilustrativas al respecto fue la de Movilidad con gas natural y renovable en Europa, en la que se habló de fomentar un mercado basado en las garantías de origen con la certificación de renovable del gas que se inyecta en la red para permitir su trazabilidad. También se habló de los sistemas de ayudas e incentivos en Europa que han permitido que existan 420 estaciones que suministran biometano”.
Lógicamente, hay grandes diferencias en cuanto a infraestructuras y transporte que la usa. Anders Mathiesson, representante de la Asociación Europea del Biogás (EBA, en sus siglas en inglés) explicó que “en Suecia el noventa por ciento del gas destinado al transporte es de origen renovable. De hecho, los autobuses de cicuenta ciudades suecas se mueven con biometano”.
David Newman, presidente de Asociación Mundial del Biogás (WBA, en sus siglas en inglés), intervino con una conferencia centrada en “la oportunidad global del biometano y cómo potenciar su uso en España”, sobre todo al tener en cuenta que “únicamente el dos por ciento de los residuos alimenticios se reciclan para producir energía en el mundo”.
Más subsidios para las energías fósiles que para las renovables
Pero Newman dijo algo más que no recogen las notas de prensa. Tras denunciar “los escasos logros de los países para lograr los objetivos del Acuerdo de París”, añadió que “mientras tanto los subsidios a las energías fósiles (gas incluido) siguen creciendo y suponen cerca de 400.000 millones de euros en todo el mundo, más que toda la inversión global en renovables y más que el gasto mundial en sanidad, según la OCDE”.
En una nota de prensa de Genia Global Energy, representante en España de la WBA, añade que el presidente de esta denunció que todo ello “contribuye a incrementar la contaminación y los efectos negativos del cambio climático, pero además genera desigualdad, ya que los incentivos acaban en los bolsillos de los propietarios de las energías fósiles, retrasa el crecimiento económico, ya que desincentiva la inversión en renovables, y facilita la ineficiencia energética”.
Nada sobre el olvido del biogás en el PNIEC
Por otro lado, ni en las intervenciones de Mercedes Gómez, directora general de Transporte Terrestre del Ministerio de Fomento, ni de José Domínguez, secretario de Estado de Energía del Ministerio para la Transición Ecológica, hubo la menor autocrítica al “casi absoluto olvido” del biogás y el biometano en el Plan Nacional Integral de Energía y Clima (PNIEC), según denuncia el sector.
Gómez sí afirmo que “el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático dedica un artículo específico para el fomento del gas renovable, incluyendo el biometano, el hidrógeno y otros combustibles que permitan la utilización de residuos orgánicos”. Por su parte, Domínguez dejó claro cuáles son las prioridades: “el proceso de descarbonización del transporte pasa por la gasificación y, más adelante, por la gasificación renovable”.
“La demanda de gas renovable supera la poca oferta que hay”
Francisco Repullo prefiere ver la botella medio llena y destaca “el interés que se está despertando”. “Por primera vez desde que estoy en este sector, 2008, la demanda de gas renovable supera la poca oferta que hay; y espero que surjan oportunidades antes de que el Gobierno se digne con algún tipo de ayuda, porque hay empresas que afirman estar dispuestas a pagar el diferencial con el gas natural”, afirma el presidente de Aebig.
Sin embargo, un síntoma más del secundario papel que han jugado los gases renovables para ser las “estrellas del cartel” fue la entrega de los II Premios Gasnam, que “tratan de reconocer el trabajo y el talento de algunos de sus socios y el de otras entidades que apoyan la movilidad sostenible”. Ni uno de los galardones de las siete categorías fueron para proyectos o empresas vinculadas al biogás o el biometano. Todas fueron para el gas.