Una nueva investigación publicada en la revista 'Nature' asegura que, "a medida que aumentan las temperaturas, se va cerrando la ventana de oportunidad para maximizar el uso de la biomasa procedente de plantas, madera y residuos como fuente de energía renovable y alternativa a los productos petroquímicos", según informa Europa Press. El estudio, dirigido por investigadores de las universidades de York (Reino Unido) y Fudan (China), analiza la sostenibilidad de la explotación de la biomasa.
En este sentido, los investigadores descubrieron que si no se toman medidas urgentes para reducir los combustibles fósiles en favor de la bioenergía y otras energías renovables, "el cambio climático disminuirá el rendimiento de los cultivos, reduciendo la disponibilidad de materias primas de biomasa". Asimismo, "la reducción de la producción de alimentos también puede incentivar la expansión de las tierras de cultivo, aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero por el cambio de uso de la tierra y acelerando aún más el ritmo del cambio climático, afirman los investigadores".
El coautor del artículo, el profesor James Clark, del Departamento de Química: "los combustibles y las materias primas de la biomasa ofrecen una fuente de energía renovable y una alternativa viable a los productos petroquímicos, pero los resultados de nuestro estudio constituyen una dura advertencia sobre cómo el cambio climático pondrá en peligro su disponibilidad si seguimos permitiendo que las temperaturas globales aumenten. Hay un punto de inflexión en el que el cambio climático dificultará gravemente nuestra capacidad para mitigar sus peores efectos. La biomasa con captura y almacenamiento de carbono, incluida la fabricación de productos químicos de origen biológico, debe utilizarse ahora si queremos aprovechar al máximo sus ventajas"
En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y en muchas evaluaciones sobre la mitigación del clima, la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (BECCS) -informa Europa Press- se ha destacado como un elemento crucial de la estrategia para cumplir el objetivo de 2 °C o 1,5 °C de calentamiento establecido en el Acuerdo de París. Los investigadores utilizaron datos globales para modelizar las respuestas del rendimiento de los cultivos al aumento de las temperaturas medias, la concentración atmosférica de CO2, la intensidad de la fertilización nitrogenada y las precipitaciones.
Descubrieron que si el cambio a la BECCS se retrasa hasta la segunda mitad de este siglo, la producción de biomasa se vería reducida en gran medida por el cambio climático, con lo que no se alcanzaría el objetivo de los 2 °C y se pondría en peligro la seguridad alimentaria mundial. Por ejemplo, cuando la BECCS se retrasa de 2040 a 2060, los investigadores descubrieron que la reducción del rendimiento de los residuos agrícolas para las tecnologías de biomasa disminuiría la capacidad de la BECCS y aumentaría el calentamiento global de 1,7 a 3,7 °C para el año 2200, con una disminución de la media mundial de calorías diarias de los cultivos per cápita de 2,1 millones de calorías a 1,5 millones de calorías. Los investigadores calculan que, en este escenario, la escala del comercio de alimentos tendría que aumentar un 80% respecto a los niveles de 2019 para evitar una grave escasez de alimentos en muchas partes del mundo en desarrollo más afectadas por el cambio climático.
El coautor del artículo, el profesor James Clark, del Departamento de Química: "si las tecnologías de mitigación de carbono negativo basadas en la biomasa pudieran desplegarse ampliamente a corto plazo, aún hay esperanza de que podamos aliviar el calentamiento global y una crisis alimentaria mundial"