Uso térmico local de la biomasa con maximización de beneficios. Este el nombre de la iniciativa presentada por la fundación Cesefor a los Proyectos Clima y que fue aprobada entre los cuarenta de la primera convocatoria. La intención era que se presentaran instalaciones con calderas de biomasa repartidas por toda España para así verificar sus reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y gestionar el pago de las mismas por parte del Fondo de Carbono. “Teníamos un interés especial en incluir calderas de baja potencia para que participaran personas y entidades sin mucho poder adquisitivo y que lo tienen difícil para entrar en un programa de bonificación de emisiones”, explica Miguel Broto, responsable del proyecto en Cesefor.
800 instalaciones de toda España presentaron sus datos y cumplimentaron un formulario al efecto en tal sólo 24 horas desde su convocatoria. La mayoría de las candidaturas instalaron sus calderas en los últimos cinco meses de 2012. Tras valorarlas se seleccionaron 128, que entran ahora en un proceso de verificación a través de una entidad independiente y acreditada que confirmará la reducción de emisiones de cada instalación. Miguel Broto recuerda algunos de los requisitos de la criba: “por un lado queríamos que estuvieran representados todo tipo de consumidores, desde los que tienen calderas de 14 kW a los que tienen una de 4 MW, y por otro premiar a los que utilizaran biocombustibles de producción cercana, para fomentar la economía local”.
Desarrollo rural y más compensación para las pequeñas instalaciones
Se integra así el consumo donde se produce el recurso, garantizando también el desarrollo de áreas rurales. Broto añade que “el proyecto pone de manifiesto las ventajas del suministro local de biomasa, ya que proporciona independencia energética, estabilidad de costes y, además, integra la energía en la cadena de valor forestal dándole solidez, al ser el origen de la economía en gran parte de las zonas rurales”. En este sentido, Broto asegura que “el dinamismo de la actividad económica de esta cadena de valor a escala comarcal es fundamental para la vida de sus habitantes." Otro de los objetivos que pretende conseguir el proyecto con esta amplia representación es difundir entre muy diferentes colectivos y personas la sustitución de combustibles fósiles por biomasa local para usos térmicos.
Por último, y ante la disyuntiva que crea que una persona con una caldera de 14 kW reciba mucho menos por las emisiones ahorradas que alguien que posee una instalación de 4 MW, el proyecto cuenta con un programa de compensación que incide en el carácter democrático de la iniciativa. “Juntaremos todas las toneladas verificadas y abonadas y las distribuiremos entre todos los participantes –señala Miguel Broto–, pero vamos a establecer una cuota fija por tramos, de tal manera que a las pequeñas se les pagará algo más de lo que les corresponda según la potencia instalada y a las grandes algo menos; e incluso hay un bono añadido para los que reduzcan mucho más de lo previsto”.