Más del 98% de la materia prima utilizada para producir etanol renovable por los miembros de ePURE -cereales, azúcares, desechos y residuos- fue cultivada u obtenida en Europa. Del total de la producción, más del 79% se destinó al uso como combustible, con una media de más del 75% de ahorro de gases de efecto invernadero en comparación con la gasolina fósil. Del resto, el 5,6% se destinó a usos alimentarios y de bebidas y el 15,2% a aplicaciones industriales, como desinfectante de manos y otros usos higiénicos.
Cuando la pandemia de la Covid-19 surgió a principios de 2020, varias biorrefinerías de etanol de la UE adaptaron rápidamente la producción para suministrar alcohol etílico para uso médico, al tiempo que seguían fabricando etanol como combustible renovable con bajas emisiones de carbono.
"El etanol renovable es más que un combustible", señala Emmanuel Desplechin, secretario general de ePURE. "Como confirman estas cifras, los beneficios adicionales de la producción europea de etanol incluyen la compensación de la necesidad de importar harina de soja para la alimentación animal y la garantía de un fuerte suministro de alcohol para uso médico e industrial".
"Esto se suma –continua– al papel vital que el etanol renovable debe desempeñar en la consecución de los ambiciosos objetivos de descarbonización del Green Deal de la UE, como una solución inmediata, rentable y socialmente inclusiva de reducción de carbono para alimentar los vehículos de hoy y de mañana".
La asociación ePURE representa a 35 miembros (incluidos 19 productores) con alrededor de 50 plantas en la UE y el Reino Unido, que representan en torno al 85% de la producción de etanol renovable de la UE.
Como se puede ver en el mapa, el mayor productor europeo de bioetanol es Francia, seguido de Polonia y Alemania. España ocupa una posición intermedia.