En la estadística sobre biocarburantes que elabora la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) no aparecen aún los datos de noviembre y diciembre de 2017, pero solo con los de octubre se hace patente que la producción de biodiésel en España baja. Pero que entre 2015 y el período de enero a octubre de 2017 dicha producción haya pasado del 93 al 63,70 por ciento no hay que achacarlo solo al biodiésel argentino, al menos de momento.
Es evidente que Argentina, tras dos años (2015 y 2016) y los nueve primeros meses de 2017 de no exportar ni un litro de biodiésel a España, pasa a representar, en solo un mes, el 1,53 por ciento del total importado por nuestro país. Pero también que Alemania pasa del 5,87 en 2016 al 11 por ciento en 2017.
En cualquier caso, se espera que los números de noviembre y diciembre sigan aupando a Argentina a los primeros puestos de procedencia del biodiésel consumido en España. Por este motivo, la patronal europea del sector (European Biodiesel Board, EBB) recibió con alegría que la CE inicie “una investigación anti-subsidios dirigida a las exportaciones argentinas de biodiésel fuertemente subvencionadas”.
Hay “pruebas suficientes”
La EBB echa mano de datos de la Cámara Argentina de Biocarburantes, que confirman que “más de 600.000 toneladas de biodiésel de soja argentinas se exportaron a la UE desde finales de septiembre de 2017”. Y achaca la entrada a la doble decisión de rebajar en la UE los aranceles antidumping y de instaurar aranceles anti-subvención en Estados Unidos al mismo biocarburante.
A raíz de una denuncia de la EBB, la CE ha decidió abrir la nueva investigación el pasado 31 de enero, al reconocer que aquella incluye “pruebas suficientes” de que los productores del biodiésel investigado de Argentina se han beneficiado de una serie de subvenciones otorgadas por su Gobierno.
¿Aguantará la industria los trece meses de investigación?
El texto del procedimiento de investigación también recoge que la EBB “ha presentado pruebas de que las importaciones del producto investigado del país afectado han aumentado en términos absolutos y en términos de cuota de mercado a un ritmo significativo”. Y añade que se alega que “entran en la UE a precios que ya han tenido, entre otras consecuencias, repercusiones negativas en los precios de venta, cantidades vendidas, cuota de mercado y beneficios de la industria”.
Sin embargo, el desarrollo de la investigación y la aplicación de posibles medidas que pudieran favorecer a los productores europeos se mueven en unos plazos demasiado largos (al menos trece meses) para una industria en continuo vaivén y muy cuestionada. Por ejemplo, a las puertas de la nueva directiva de energías renovables sigue en entredicho el futuro de los biocarburantes de cultivos en el transporte.