Hoy mismo, el portal de la revista Nature publica un documento firmado por ocho investigadores de Estados Unidos, Alemania, Noruega y Bélgica, en el que se afirma que “la decisión de Europa de promover el uso de la madera como un ‘combustible renovable’ aumentará las emisiones de gases de efecto invernadero y causará graves daños a los bosques del mundo”.
El documento se refiere a la nueva directiva de energías renovables, que una vez alcanzado el consenso entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo europeos está pendiente de su aprobación definitiva. Por primera vez, en la normativa europea sobre renovables se incluyen objetivos de incrementos del uso de biomasa sólida y se establecen criterios de sostenibilidad, que afectan especialmente a la madera procedente de bosques.
Los científicos firmantes advierten que “la directiva ahora trata la madera como un combustible bajo en carbono, lo que significa que árboles enteros o grandes porciones de estos se pueden cortar deliberadamente para quemarlos”. Según sus cálculos “se necesitará madera adicional equivalente a todas las cosechas de madera existentes en Europa para suministrar el cinco por ciento de la energía del continente”.
“Cortas adicionales en bosques de todo el mundo”
“El aumento de la demanda de madera en Europa requerirá cortas adicionales en los bosques de todo el mundo”, afirman los investigadores, y añaden que “es probable que el impacto global sea aún mayor al alentar a otros países a hacer lo mismo”. Afirman que países con bosques tropicales como Brasil e Indonesia ya han anunciado que también intentarán reducir el efecto del cambio climático aumentando el uso de la madera para la bioenergía.
Aunque es cierto que países como el Reino Unido importan grandes cantidades de pélets de madera desde Estados Unidos, la Asociación Española para la Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) considera “un error afirmar que el problema tiene su origen en una mayor importación de biomasa, cuando prácticamente el cien por cient de la que se consume en España se produce en nuestro propio país”.
Desde Avebiom añaden que “este consumo no produce deforestación, ni en España ni en la UE, donde aún hay un gran potencial de crecimiento que garantiza el suministro a medio y largo plazo”. Y ponen el ejemplo de nuestro país, “que solo utiliza en torno al 35 por ciento del incremento anual de la biomasa que generan los bosques, porcentaje que se eleva al 63 por ciento de media en la Unión Europea”.
Ni neutra ni sostenible
Pero el documento cuestiona otras dos bases tanto de la nueva directiva como de la bioenergía en general: su neutralidad en las emisiones de CO2 y el cumplimento de criterios de sostenibilidad. “Debido a varias ineficiencias tanto en el proceso de recolección como en el de combustión, el resultado es que se emite más carbono por kilovatio hora de electricidad o calor que quemando combustibles fósiles”, sostienen los autores.
En cuanto a la sostenibilidad, y ligado al tema de las emisiones, explican que las condiciones impuestas en la directiva europea tendrían pocas consecuencias: “incluso si los árboles se talan ‘de manera sostenible’, eso no convierte a la madera como libre o baja de carbono, debido al agregado de carbono en la atmósfera por períodos largos de tiempo”.
Millones de toneladas de CO2 evitadas gracias a la biomasa
En Avebiom recuerdan que “solo en 2014, la biomasa evitó la emisión de 365 millones de toneladas adicionales de CO2 en la UE, es decir, más que las emisiones totales de España en el mismo ejercicio”. Sobre los criterios de sostenibilidad de la directiva lo consideran “una garantía de que las medidas de protección forestal existentes se aplican a la masa utilizada para la producción de biomasa”.
La misma asociación asegura que “la intensificación de la gestión forestal, cuando se lleva a cabo de forma sostenible, influye positivamente en el sumidero de carbono; por ejemplo, las podas tempranas que dinamizan el crecimiento de los bosques o la repoblación de tierras marginales. Por lo tanto, no existe un vínculo sistemático entre la disminución de la reserva de carbono y la intensificación de la extracción forestal”.
Cincuenta científicos españoles cuestionan el aumento del uso de biomasa forestal para energía
En general, Avebiom sostiene que “se trata de informes de relativa fiabilidad, cuyas conclusiones responden a intereses ajenos a los verdaderamente comprometidos con el mejor cuidado de los bosques”. Pero este nuevo documento se une a un manifiesto firmado por 800 científicos, incluidos dos premios Nobel, que, en los mismos términos, presentaron al Parlamento Europeo en enero de este año para que la nueva directiva evite “la expansión de los daños a los bosques del mundo y la aceleración del cambio climático”.
Entre los firmantes hay medio centenar de científicos españoles vinculados a centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) y de varias universidades, como las de Jaén, Extremadura, Valencia, Valladolid, Pablo de Olavide, Salamanca y Málaga, entre otras. Avebiom defiende que “hay una amplia parte de la comunidad científica que tiene una visión de la bioenergía complemente opuesta”.