La herramienta digital que presentó Biogas Action a finales del mes pasado dispone de una amplia información sobre 112 proyectos repartidos por los ocho países involucrados en esta iniciativa: Francia, Reino Unido, Croacia, República Checa, Países Bajos, Dinamarca, Letonia y Suecia.
Aunque el objetivo prioritario es ”crear un entorno favorable para el desarrollo del biogás y el biometano en las regiones objetivo”, la herramienta ofrece a cualquier persona interesada en la materia la posibilidad de acceder a una variada información sobre esos 112 proyectos. Es decir, proporciona información y orienta sobre posibles proyectos a emprender más allá de los países participantes.
Esas experiencias van desde plantas que destacan por su innovación, desarrollo tecnológico o modelo de financiación a sistemas de apoyo público a la instalación o investigación, definidos en cada región o lugar en el que se asientan. Hay información sobre el tipo de instalación, materias primas utilizadas como sustrato, sistemas de conexión a redes de gas, conversión a biometano o tipo de energía producida.
Buena representación de Chequia
Aparte de cuestiones de diseño y funcionamiento, también permite conocer otras connotaciones sociales, políticas y económicas que tienen que ver con el apoyo público y financiero, la situación de los mercados e incluso con programas de divulgación y educación ambiental asociados al biogás.
Llama la atención la gran cantidad de proyectos asociados a Chequia, y menos los que aparecen en cuatro países que mantienen una línea de apuesta conocidad y continua por el biogás, como son Dinamarca, Francia, Países Bajos y Suecia. España aparece como participante en cuatro proyectos europeos: GeronimoII-Biogas, Biogas Regions, Bin2Grid y Biogas3.
España no cumple con el biogás
También hay información de España, y de otros 29 países europeos más, sobre la legislación que afecta al biogás y cómo influye en el desarrollo de esta industria y en el cumplimiento de los objetivos de los planes de acción nacionales de energías renovables presentados por cada Estado miembro a la Comisión Europea.
Nuestro país no aparece precisamente como ejemplo, ya que se estima que muy probablemente no cumpla con esos objetivos en 2020 en el caso del biogás. Algo influye que en el apartado de la eficiencia de los esquemas de apoyo tanto a este como al biometano se la califique como baja.