Resulta indudable que hoy en día la idea de animales enclaustrados y fuera de su hábitat natural con objeto de ser exhibidos ante la mirada de niños y adultos es una idea que despierta polémica, aunque también es justo hacer hincapié en que desde un tiempo a esta parte existe una reconversión de ese espacio (ver De la rareza a la conservación).
Actualmente se estima que el número de colecciones de animales abiertas al público en todo el mundo supera el millar, cerca del 80 por ciento de ellas en ciudades, y seguramente no siempre con una aceptable prestación a los huéspedes que acoge.
En cambio, hay otras que no sólo son cuidadosas en ese sentido, sino que puede decirse tienen una mirada más holística. Ese es el caso del zoológico de Toronto, que mediante un proyecto cooperativo llamado ZooShare se ha propuesto construir una planta de biogás a partir de los excrementos de los animales que alberga. También la alimentarán los residuos de comestibles de una gran cadena de supermercados canadiense, para lo que ha lanzado una oferta pública en la que invita a inversores a comprar bonos, ya que el negocio es vender la energía producida a la red eléctrica de la provincia de Ontario.
La planta, proyectada para entrar en funcionamiento en mayo de 2016, tendrá una capacidad de 500 kW a partir de 3.000 toneladas de excremento animal y 14.000 toneladas de residuos de comestibles. El capital necesario total del proyecto está estimado en 6 millones de dólares.
Hasta ahora, mediante la emisión de bonos, se han conseguido obtener durante los dos últimos años 2,2 millones de dólares, a partir de la aportación de más de 450 inversores. Los resultados de una encuesta a estos últimos indicaron que el boca a boca fue la fuente número uno de ventas de bonos, y que para la mayoría de ellos el impacto ambiental ha sido su principal interés en la planta de biogás.
Los inversores obtendrán una rentabilidad del 7% durante siete años, con el primer pago de intereses de los tenedores de bonos fijado para enero de 2017. ZooShare espera generar ingresos anuales por 1,3 millones de dólares al año.
La compañía recibió un contrato feed-in- tariff de la Autoridad de Energía de Ontario en julio de 2013, debido a la creación de la Ley de Energía Verde de Ontario. Bajo dicho programa, ZooShare –como el productor de energía renovable– recibirá una prima fija de 0,17 centavos de dólar por kWh, en un contrato a 20 años. Otras fuentes de ingresos son los pagos de la cadena de supermercados para tomar y procesar sus residuos orgánicos para los próximos 10 años, con una opción renovable por igual periodo. Además, ZooShare venderá el fertilizante subproducto del proceso completo de la generación de biogás, la llamada mezcla húmeda de digestión anaeróbica (AD).
Un elemento importante es que una vez en funcionamiento, la planta tambián servirá como centro educativo, en el que se explicará cómo funciona el biodigestor y diferentes cuestiones ligadas al mejoramiento del medioambiente. "Estamos tratando de educar y de ser un catalizador para el crecimiento de biogás, y creemos firmemente que esto se logra mejor cuando la gente puede visitar el sitio y tener una mirada cercana y personal de cómo funciona todo esto", asegurá Daniel Bida, director ejecutivo de ZooShare.
El caso de Detroit
Un caso muy similar es el del zoo de Detroit (Estado de Michigan), que ha abierto una campaña para recaudar fondos para un biodigestor propio a partir de los excrementos de sus animales y que sería el primero construido en un zoológico estadounidense.
A través del sitio de crowfunding Patrocinity, la Sociedad Zoológica de Detroit y la corporación estatal de desarrollo económico Michigan Economic Development Corp. (MEDC) se propuso como meta recaudar 55 mil dólares con una fecha límite que venció el 15 de junio pasado. Cifra que se supero con creces, pues a partir del aporte de 391 personas se obtuvieron 82,6 mil dólares. Interesante acotar que previamente el MEDC se comprometió a aportar una cantidad igual a la que se obtuviera.
El biodigestor convertirá las 400 toneladas anuales de estiércol que generan los animales del zoológico en biogás, y éste utilizará para energizar un complejo veterinario aledaño. Se espera que las obras, que ya se iniciaron, concluyan no más allá de diciembre.
Se estima que el proyecto permitirá ahorrar al zoológico en costes de energía entre 70 mil y 80 mil dólares anuales, además de ayudar a reducir las emisiones de dióxido de carbono en un 20% para finales de este año. Tanto el objetivo de reducción de emisiones como el biodigestor son parte de una iniciativa de sostenibilidad que guía al zoológico a ser más respetuoso con el medio ambiente.
En la ciudad de la cerveza
El Hellabrunn es el zoo de la capital de Baviera. Allí aseguran que desde 2007 nada se desperdicia, afirmación que justifican con la utilización del estiércol animal y alimentos no consumidos para generar calor y electricidad a partir de una planta de biogás.
Los principales animales que aportan para que este emprendimiento energético sea posible son cinco elefantes, dos rinocerontes indios y tres jirafas, además de algunos búfalos y antílopes. Así, de las cerca de las 2.000 toneladas de desechos orgánicos y restos de alimentos entregados cada año a la planta, se obtienen 230.000 kWh de electricidad y aproximadamente 240.000 kWh de calor, lo que a su vez permite ahorrar 190 toneladas de emisiones de CO2 anuales.
