La planta de demostración de Babilafuente llevaba ya en marcha unos meses, pero fue ayer cuando tuvo lugar la inauguración oficial a cargo del consejero delegado de Abengoa, Manuel Sánchez Órtega, quien describió la nueva instalación como referencia de la apuesta de la empresa por la investigación y la innovación tecnológica, que le ha permitido mantener “una ventaja competitiva en sus sectores de actividad, liderando proyectos con un gran potencial tecnológico, y programas en los que participan centros de investigación de referencia a nivel mundial y socios estratégicos”.
Unos días antes, José Domínguez Abascal, secretario general técnico de Abengoa, recordaba que con la tecnología W2B “se puede generar suficiente biocombustible como para ahorrar la tercera parte de la factura de la importación de combustibles fósiles”. Con la planta de Babilafuente se ha puesto una primera piedra para lograr este objetivo, que ayer se insistía en recordar que “reducirá la dependencia de los combustibles fósiles y la emisión a la atmósfera de emisiones de gases de efecto invernadero por kilómetro recorrido en un 70 %, además de maximizar la recuperación de la fracción orgánica del residuos sólidos urbanos (RSU) y evitar el vertido de más del 80 % de los residuos”.
Once patentes en hidrólisis enzimática para optimizar los biocarburantes 2G
Pero, aparte de su valor como sustituto de los combustibles fósiles en el transporte, la nueva planta abierta en Babilafuente incorpora en parte el concepto de biorrefinería, por lo que se espera que ofrezca otros productos y servicios. Desde Abengoa confirman que el bioetanol producido en la planta W2B tiene otras aplicaciones: “como aditivo para la gasolina, aumentando su octanaje; como producto de uso en la industria química y farmacéutica (en disolventes o cosméticos, por ejemplo); e incluso como producto intermedio en la producción de combustibles de aviación (jet fuel).
En la nota de prensa de la compañía recuerdan que la tecnología W2B desarrollada por la compañía obtiene biocombustibles de segunda generación a partir de los RSU mediante un tratamiento de fermentación e hidrólisis enzimática. “Durante el proceso de transformación, la materia orgánica se somete a diversos tratamientos para obtener fibra orgánica, rica en celulosa y hemicelulosa, que posteriormente será convertida a bioetanol”, añaden. También aseguran que “la tecnología W2B genera empleos verdes, favoreciendo el crecimiento de la economía regional y nacional”.
Otros datos que se confirmaron con respecto a anuncios previos de la puesta en marcha de la planta fue su capacidad para procesar 25.000 toneladas de (RSU) y producir hasta 1,5 millones de litros de bioetanol apto como combustible. Por otro lado, el trabajo en su interior servirá también para probar nuevas enzimas durante la producción de etanol a partir de materiales lignocelulósicos. Abengoa desarrolla en la actualidad once patentes de procesos con hidrólisis enzimática.