Apesar de la tendencia a las megaplantas y a las megaproducciones descentralizadas y a las millonarias toneladas de exportaciones de pélets a Europa desde Norteamérica, Bieonergy Europe advierte en su informe Statistical report bioelectricity 2019 que “es interesante observar la tendencia a la descentralización de la producción de energía, que permite al consumidor situarse en el centro del sistema energético. No solo en el sector del calor, donde la producción descentralizada tiene un papel importante que desempeñar, sino también en el sector de la electricidad, donde la cogeneración (calor+electricidad) a micro y mediana escala puede desempeñar un papel importante en la capacitación de los ciudadanos en la lucha contra el cambio climático”.
Pero lo cierto es que, hoy por hoy, en la gran mayoría de los casos hay que hablar de centrales por encima de los 20, 100, 600 y hasta 2.000 megavatios si hablamos de instalaciones como la del Grupo Drax en el Reino Unido. En España, si hacemos caso a los números que aportó hace un año Unión por la Biomasa en la presentación del Balance socioeconómico de las biomasas en España 2017–2020, elaborado por Analistas Financieros Internacionales, nos acercaríamos a las cifras que acaba de presentar Irena. En aquella ocasión se expuso que en 2017 había 518 MW de biomasa eléctrica, 224 de biogás y 294 procedentes de la incineración de la fracción orgánica de residuos municipales, más conocidos por el acrónimo de Forsu.
Por el contrario, según los datos del informe de Bioenergy Europe, en 2017 España contaba con 677 megavatios de biomasa sólida, 225 de biogás y 242 de residuos orgánicos municipales. Es decir, la diferencia principal está en los 150 megavatios del primer parque generador, achacables posiblemente a plantas por concluir su construcción, como las de Ence en Huelva (46 MW) y Puertollano, Ciudad Real (50 MW), y Greenalia en Curtis–Teixeiro, A Coruña (50 MW).
España, novena en la UE en producción de electricidad con biomasa
No obstante, donde la diferencia se dispara es entre las cifras sobre la UE que ofrece Bioenergy Europe y las de Irena. Esta última publicó en su análisis estadísticas de la producción de electricidad con renovables casi a la par que Bioenergý Europe. Esta refleja 40.624 megavatios de potencia instalada para 2017 e Irena, 36.643 para 2018. La agencia internacional contabiliza los de todo el continente europeo, con lo que habría que quitar aún más megavatios, al menos 500, que son los que suman países como Noruega, Suiza, Ucrania o Bielorrusia.
Otros datos que ofrece el informe de Bioenergy Europe es el crecimiento entre 2016 y 2017, que fue del 2,2 por ciento en la generación de electricidad con biomasa en la UE, medida en 15.929 kilotoneladas equivalentes de petróleo (ktep). España ocupa el noveno puesto, con 523 ktep, con un crecimiento por encima de la media (6,8 por ciento). Hay cinco países de la UE28 (Alemania, Reino Unido, Italia, Finlandia y Suecia) que copan el 68 por ciento de la generación.
La flexibilidad de la bioelectricidad
Pero más allá de las numerosas tablas y gráficas que miden la evolución y asentamiento de la biomasa eléctrica en la UE, Bioenergy Europe aprovecha para volver a poner en valor esta fuente de energía frente a otras renovables, por su carácter flexible y constante en la producción. Consideran que este tipo de plantas “serán cada vez más importantes en los próximos años para brindar estabilidad a las redes eléctricas y facilitar el despliegue rápido de otras fuentes de renovables variables“.
También recuerdan, que, al contrario que ocurre con los combustibles fósiles (26 por ciento), la producción de bioelectricidad procede principalmente de plantas de cogeneración (sesenta por ciento). Dinamarca, Letonia y Lituania son países que llegan al cien por cien producido en centrales de cogeneración. En 22 de los 28 Estados miembros de la UE la mayor parte de la producción procede de este tipo de instalaciones. Solo Bélgica, España, Hungría, Irlanda y el Reino Unido tienen menos del cincuenta por ciento de su bioelectricidad producida en plantas de cogeneración.
El informe de Bioenergy Europe se centra exclusivamente en la producción (no se ofrecen datos ni valoraciones sobre sostenibilidad ni reducción de emisiones) y destaca a favor de la bioenergía eléctrica su ratio de capacidad instalada/producción real, que es del 52 por ciento, más del doble del promedio de las energías renovables. Por otro lado, la misma asociación anuncia que su informe estadístico global sobre el sector que sacaba anualmente lo va a parcelar en siete: electricidad, suministro de biomasa, transporte, biogás, energía térmica, pélets y “paisaje bioenergético”.
El parque global de generación
En cuanto a la estadística de capacidad renovable mundial para la generación de electricidad que publica anualmente Irena, se constata el ascenso paulatino en el campo de la bioenergía. En concreto, pasó de los 109.994 megavatios de 2017 a los 115.731 de 2018. A partir de aquí quedan casi las mismas lecturas de otros años: es Asia con, 3.400 megavatios, y especialmente China (2.000) e India (800), quien sigue comandando el crecimiento.
Otros aumentos notables los protagonizan el Reino Unido (de 5.508 megavatios a 6.418), Países Bajos (de 798 a 1.093) y Brasil (de 14.559 a 14.782). En los dos primeros casos tienen mucho que ver las antiguas centrales de carbón reconvertidas a biomasa. Así lo destacaba a principios de 2019 FutureMetrics, consultora especializada en el mercado mundial de pélets, al analizar el año 2018 y los 24 millones de toneladas de este biocombustible que se movieron en todo el mundo.
“Ese crecimiento se debe principalmente al aumento de la demanda en el Reino Unido, Dinamarca (cuarto país de la UE en potencia tras Reino Unido, Suecia y Alemania), Corea del Sur y Japón”, afirmaba el informe de FutureMetrics. Los dos primeros países concentran la mitad de las importaciones. En el Reino Unido (7,5 millones de toneladas importadas) pesó mucho la definitiva conversión de carbón a biomasa de la central de Lynemouth (420 megavatios) y la de la cuarta unidad de Drax (660), que suma ya 2.640.
La combustión de biomasa en centrales de carbón crecerá aún más
Desde FutureMetrics aseguran que el crecimiento del mercado de pélets en 2019 volverá a estar asegurado por la entrada en operación al cien por cien de las dos centrales mencionadas y la puesta en marcha programada de la de Teeside (300 MW). Además de la consolidación de grandes centrales de co–combustión con carbón o totalmente convertidas a biomasa en Dinamarca, Bélgica y Países Bajos. Este último incrementará sustancialmente la demanda de pélets con la conversión de más plantas.
Y la cosa puede ir a más, ya que en marzo de este mismo año el Ministerio de Transición Ecológica y Solidaria de Francia confirmaba la intención del Gobierno galo de estudiar la conversión a biomasa de la mayor central de carbón del país. De hecho, ya se han iniciado los trámites para que la de Electricité de France en Cordemais (con dos unidades que suman 1.200 megavatios) siga el mismo camino que las mencionadas del Reino Unido, Dinamarca o Países Bajos.
En el informe Statistical Report 2018 de Bioenergy Europe, los datos de 2017 marcan un consumo mundial de 31,4 millones de toneladas de pélets que salieron de 1.479 plantas. Estados Unidos está a la cabeza en producción (casi ocho millones de toneladas), destacando la emergencia de países como Brasil, Chile, Vietnam o Malasia. El trabajo de Bioenergy Europe también abunda en que los combustibles de biomasa (sólidos, líquidos o gaseosos) se pueden utilizar para modernizar las plantas existentes basadas en combustibles fósiles, lo que permite utilizar la infraestructura existente.
Ganan los sólidos
En el reparto entre esos biocombustibles sólidos, gaseosos y líquidos que realiza Irena ganan la partida de largo los primeros, con 95.687 megavatios, de los cuales este organismo solo desglosa los correspondientes al bagazo (18.533) y los residuos municipales (12.624). Aunque, de largo, es Brasil, con 11.347 megavatios instalados, el principal productor de electricidad con bagazo del mundo, la producción en países de Centroamérica, como Guatemala y El Salvador es cada vez más notoria.
La ONG Alianza por la Solidaridad (AxS) denuncia “la insostenible situación social y ambiental que genera” el cultivo de la caña de azúcar, “un producto que reduce acuíferos y contamina ríos básicos para la vida”. Anuncia que prepara una investigación en Nicaragua, El Salvador y Guatemala que clarifique los impactos reales en una población muy afectada por el cambio climático.
No obstante, hay que pensar que la caña de azúcar no se cultiva directamente para generar electricidad, sino para producir edulcorantes y licores. Es el bagazo, residuo fibroso derivado de dicho cultivo, el que se destina a su aprovechamiento energético. Otros países con una importante implantación de este subproducto en centrales eléctricas son México, Australia, Cuba, Pakistán, Suráfrica y Colombia.
Europa está asociada sobre todo al consumo de biomasa forestal
Ya se ha advertido que Irena mantiene en la indefinición, como cada año, el montante más importante, el de “otros combustibles sólidos”, ya que suman 64.529 megavatios. Muchos tienen que ver con otros residuos agrícolas, desde restos de podas a cáscaras de frutos secos o huesos de aceitunas, pero sobre todo con pélets y astillas de madera. Se entiende así que Europa (19.926 megavatios), y dentro de esta el Reino Unido (4.121), que es el país que más emplea estos últimos, aparezcan en los primeros lugares debido principalmente a las mencionadas reconversiones de grandes centrales de carbón a biomasa.
No obstante, el primer continente dentro de “otros combustibles sólidos” es Asia, con 26.843 megavativos, de los que la India tiene 10.082, China 8.030 y Tailandia 3.277. En Europa, y fuera de la UE, Rusia cuenta con 1.370, y en América, Estados Unidos con 9.314, Brasil con 3.147 y Canadá con 2.356 son los principales productores.
El biogás es cosa de Europa, sobre todo de Alemania
Siguiendo con los tipos de biocombustibles que analiza Irena, el biogás representa una pequeña parte del total de potencia eléctrica instalada de bioenergía a escala mundial. Los 17.692 megavatios suponen poco más del quince por ciento sobre el total y Europa acapara 12.252 de dicha cantidad. Lógicamente, es Alemania, con 6.169 megavatios la principal responsable de estas cifras, seguida del Reino Unido (1.731) e Italia (1.432). España aparece con 230 en el séptimo puesto europeo.
Fuera de Europa, hay que mencionar a China y Tailandia en Asia. La primera pasó de 454 a 630 megavatios entre 2017 y 2018 y la segunda de 475 a 500. Otras cifras de potencia instalada con biogás dignas de reseñar son los 2.362 megavatios de Estados Unidos, los 457 de Turquía, los 278 de Brasil y los 233 de Australia.
Si pequeña es la parte que le toca al biogás en la bioelectricidad mundial, testimonial es la de los biocombustibles líquidos. Los 2.352 megavatios se quedan en el dos por ciento del total instalado, y de ellos la Unión Europea se lleva buena parte (1.817), debido principalmente a los 987 de Italia, muchos de ellos con aceite de palma, los 547 de Suecia y los 230 de Alemania. Allende la UE llaman la atención los 359 de Corea del Sur.
Cuadro 1
Los megavatios mundiales de la bioelectricidad según el mapa de Irena
— La cifra de capacidad instalada en todo el mundo en 2018, 115.731 megavatios, supera los 109.994 de 2017 y crece más de lo que aumentó entre 2016 (104.788) y 2017.
— África sube de 1.500 a 1.556, gracias principalmente a Etiopía, que pasa de 142 a 192.
— Asia sube de 32.828 a 36.227, de nuevo gracias a China, que sola suma 2.000 megavatios más que en 2017, e India, con casi 800 más.
— Centroamérica y el Caribe suben ligeramente, de 2.475 a 2.580. Aquí destaca la subida de 1.091 a 1.104 de Guatemala, pero sobre todo de El Salvador, de 251 a 286, ambos dominados por el aprovechamiento energético del bagazo.
— Eurasia crece en cien megavatios, de 1.880 a 1.980, todos en Turquía.
— Europa pasó de 36.643 a 38.458 entre 2017 y 2018, sobre todo debido al Reino Unido (5.508 a 6.418) y Países Bajos (798 a 1.093). España mantiene 1.028.
— Norteamérica decrece en dos megavatios testimoniales, de 16.565 a 16.563. Aquí domina claramente Estados Unidos (12.948).
— Oriente Próximo se queda en 2018 con la misma capacidad que en 2017: 98 megavatios, que se los reparten principalmente Qatar e Israel.
— Oceanía tiene otro movimiento testimonial: pasa de 1.022 a 1.048, con Australia dominando (855).
— Suramérica sube de 16.982 a 17.219, y casi todo es achacable a Brasil (14.559 a 14.782) y muy poco a Argentina (665 a 676) y Perú (183 a 186).
Cuadro 2
Algunas de las mayores plantas de biomasa eléctrica de Europa
Operador País Potencia instalada (MW)
Drax Group Reino Unido 2.640
Orsted Dinamarca 1.182
Pohjolan Voima Finlandia 765
RWE Países Bajos 655
(co–combustión con carbón)
E.on Alemania 457,5
StockholmExergi --- ---
(Fortum Varme) Finlandia 592
Alcan Lynemouth Reino Unido 420
Vattenfall Suecia 236
Engie Francia 285
Zellstoff Stendal Alemania 135
Fuente: Eurobserv’ER 2017 y Energías Renovables