El profesor de ingeniería química y biología George Huber y sus colaboradores aseguran haber demostrado que pueden utilizar una membrana de intercambio de protones de una célula de combustible para convertir la biomasa en isopropanol.
Según se sostiene desde la página web de la universidad, “el avance abre el camino a los investigadores para convertir moléculas de biomasa como la glucosa en hexanos, que son componentes importantes de la gasolina actualmente derivados del refinado del petróleo crudo”. En ese sentido, Huber asegura que “esencialmente, estamos haciendo combustible líquido renovable que encaja en la infraestructura existente”.
Otro de los elementos que destacan en este trabajo, según sus desarrolladores, es que a diferencia de otras tecnologías que para convertir la biomasa en biocombustible utilizan grandes cantidades de gas hidrógeno, muy costoso, el proceso de este equipo es impulsado por electricidad, que es barata y fácilmente disponible en las zonas rurales. “Y estamos almacenando energía eléctrica en forma de energía química”, dice Huber.
Una célula de combustible convierte la energía química en energía eléctrica, o viceversa. Las reacciones en la membrana de una celda de combustible de intercambio de protones requieren solamente agua, electricidad y la molécula derivada de la biomasa.
Otra ventaja es que el proceso produce un 50 por ciento más combustible líquido que a través de los procesos de fermentación de etanol.
En el nivel de producción, el proceso también podría ser modular, “potencialmente una tecnología escalable”, asegura Huber, capaz de ser producida “en el campo, cerca de la biomasa, y ejecutarla en la noche cuando se tiene electricidad barata”.
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