El Informe Estadístico 2022 de Bioenergy Europe, que la asociación publica por cuarta vez desde que empezó a publicar estos estudios en el año 2007, se divide en diferentes publicaciones, cada una de las cuales cubre un aspecto diferente de la bioenergía. Uno de ellos, cada día de mayor importancia, es la capacidad para calentar y refrigerar nuestros hogares, oficinas e industrias con el calor generado con biomasa.
A menudo, la bioenergía se relaciona exclusivamente con la generación de electricidad, cuando la realidad es que sus aplicaciones para climatización representan el 74% de todo el consumo de bioenergía en la UE, según los datos de la asociación. “En 2019, de todas las energías renovables empleadas para calefacción (RES-H) en la UE, la bioenergía contribuyó en un 85%, lo que permitió reducir las emisiones en aproximadamente 160 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono”, destacan desde Bioenergy Europe. “Esto representa más que las emisiones anuales de gases de efecto invernadero (GEI) de Bélgica y Eslovaquia juntas y muestra cómo la bioenergía puede contribuir activamente a los objetivos de REPowerEU”, añaden.
Estamos por tanto, ante un recurso que permite cubrir buena parte del suministro de energía de la UE y una solución disponible para descarbonizar y abastecer de forma segura el sector de la calefacción, enfatizan desde Bioenergy Europe, que analiza en su informe estadístico 2022, junto con el análisis político que lo acompaña, la situación actual de la biomasa en el sector de la calefacción y la refrigeración en la Unión Europea.
Acabar con la gran dependencia de los fósiles¿
Un primer aspecto al que hay que hacer frente es que seguimos dependiendo, en gran medida, de los combustibles fósiles para climatización nuestros hogares, empresas e industrias, lo que provoca que el 36% de todas las emisiones de GEI en Europa proceden de la calefacción.
Hasta el momento, el proceso de sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovable y soluciones neutras en carbono en el sector de la climatización ha sido más lento que en el sector de la electricidad, de manera que las fuentes renovables representan actualmente sólo el 23% de la generación de calor en la UE. En promedio, el aumento ha sido de 0,71 puntos porcentuales (pp) cada año entre 2004 y 2020, en comparación con 1,17 pp en la generación de electricidad. No obstante, dependiendo el año, el aumento en términos absolutos ha sido mayor.. En 2020, por ejemplo, la producción de calor renovable (104.598 ktep) superó a la de electricidad renovable (89.082ktep) en términos absolutos.
Con la revisión de la Directiva de Energías Renovables- (RED II) en 2018, que establece el marco legislativo de estas tecnologías para el periodo 2021-2030, se ha fijado un objetivo indicativo de aumento anual de 1,3 pp de renovables en el consumo final de calor, con la posibilidad de incluir un máximo del 40% de calor residual. Posteriormente, en 2021, la Comisión Europea publicó una propuesta de revisión de la RED II en la que se hacía obligatorio el objetivo de calor renovable a nivel nacional, pero se rebajaba el requisito a 1,1 pp, lo que corresponde al aumento medio anual de las energías renovables en calefacción y refrigeración previsto en los Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima de los Estados miembros de la UE.
En Bioenergy Europe piensan que, “a pesar de esta baja ambición, el intento de abordar el sector de la calefacción y la refrigeración es un paso en la dirección correcta”. La nueva propuesta introduce, además, una lista de medidas indicativas para alcanzar objetivos más elevados, entre las que se incluyen la sustitución de los sistemas de calefacción antiguos por nuevos aparatos renovables, la formación de profesionales en climatización con renovables y la propuesta de establecer “acuerdos de compra de calor”. Desde Bioenergy Europe puntualizan que, en este contexto, “serán necesarias estrategias a largo plazo para descarbonizar sectores concretos, como el de la construcción, aumentando la cuota de soluciones de calor renovable, e impulsar las inversiones en investigación e innovación (I+i)”. Insisten, asimismo, en que para alcanzar el objetivo de neutralidad climática, la UE no puede permitirse retrasar su compromiso con una mayor penetración de las energías renovables.
El biocalor ofrece, demás, una solución para dar respuesta a otro gran reto del sector: la obsolescencia de los aparatos antiguos. “La modernización del parque de calefacción de la UE es clave, ya que hoy en día una cuarta parte de las instalaciones de calefacción que hay en Europa tiene más de 30 años.” Y explican que una chimenea abierta emite la misma cantidad de partículas finas que 300 aparatos modernos de climatización por bioenergía, lo que demuestra el inmenso potencial que tiene este sector en términos de eficiencia energética.
Redes de calor y bioenergía en la industria
Los autores del informe consideran asimismo, que más allá de la climatización doméstica, debe priorizarse la penetración de las fuentes de energía renovables en el sistema general de calefacción de la UE. “La calefacción urbana basada en la biomasa ofrece una solución concreta para seguir impulsando el cambio de combustible a las energías renovables”, explican. De acuerdo con los datos de la asociación, desde el año 2000, la cuota de bioenergía en la calefacción urbana (district heating) se ha triplicado con creces, representando el 97% en 2020 de todas las fuentes combinadas de energía renovable. Un notable aumento que demuestra, una vez más, que el biocalor proporciona una solución viable de eficiencia energética, tanto a nivel individual como de distrito, y constituye un ejemplo perfecto de integración del sector.
Respecto a la industria, el informe destaca que el 80% del consumo de energía en este sector se utiliza para calefacción; pero, de momento, la bioenergía solo cubre el 10% del consumo total de calefacción y refrigeración industrial. Donde más se emplea es en las industrias del papel, la pasta y la impresión, así como las de la madera y sus productos, que utilizaron hasta en un 80% de biomasa (a partir de la valorización energética de sus propios residuos) para el consumo de energía en 2020. Las industrias del vidrio, la cerámica, el cemento y otros materiales de construcción son el tercer sector industrial usuario de biomasa.
En cuanto a los tipos de materias primas, la biomasa utilizada para el consumo energético de la industria se basa principalmente en la biomasa sólida (92,4%), seguida de los residuos municipales renovables (3,8%), el biogás (2,4%) y, por último, los biocombustibles líquidos, que representan el 1,4%.
Los países más adelantados
El nivel de ambición de los actuales objetivos de climatización con renovables (H&C) para 2030 propuestos por los Estados miembros en sus PNEC varía mucho en la UE. Algunos Estados miembros, como España, Francia, Italia, Lituania, Luxemburgo y los Países Bajos, tienen objetivos muy ambiciosos, de más de 10 puntos porcentuales de aumento de la cuota de las energías renovables en el sector de la calefacción y la refrigeración. Otros se fijaron objetivos que están muy cerca de cumplir, y tres de ellos, Portugal, Letonia y Eslovaquia, ya los han alcanzado.
El objetivo medio de la cuota de energías renovables en el sector de H&C para 2030 es del 40%, frente a la cuota actual del 23,1%. Según los últimos datos disponibles, correspondientes a 2020, los países con mayor cuota de calor renovable son Suecia (66%), Estonia (59%), Letonia (57%), Finlandia (57%), Dinamarca (51%) y Lituania (50%). Estos seis países tienen una cuota de biocalor del 70% o más. Los países que menos han desarrollado su sector de calefacción y aire acondicionado renovable son Irlanda (6%), Bélgica (8%) y los Países Bajos (8%); en los dos últimos, según los PNCE, el porcentaje energías renovables en el sector de calefacción y aire acondicionado en 2030 seguirá siendo inferior al 20%. Bioenergy Europe matiza, no obstante, que la inmensa mayoría del calor renovable en estos tres países procede de la biomasa (77% en el caso de Irlanda, 88% en el de Bélgica y 73% en el de los Países Bajos), y que estas cifras se acercarían al 0% si se eliminara la contribución de la biomasa de la ecuación.
Los Estados miembros con una elevada cuota de biocalor son países con un mercado de calefacción urbana establecido (instalaciones de más de 20 MW incluidas en el Régimen de Comercio de Derecho de Emisión de CO2) o países que han introducido impuestos sobre el carbono (Suecia, Finlandia, Alemania...). Pero desde Bioenergy Europe puntualizan que hay otros factores a tener en cuenta para explicar esta situación; entre ellos, la extensión de las comunidades rurales, los problemas logísticos y las condiciones geográficas.
Redes de calor con biomasa en España
El 60% de todas las redes de calor en España recogidas en el Observatorio de la Biomasa de Avebiom en 2021 y 2022 se encuentran en Cataluña y Castilla y León.
Cataluña cuenta con 213 instalaciones, lo que la convierte en la comunidad con el mayor número de redes de calor en funcionamiento. Más de la mitad de estas infraestructuras (58%) se ubican en municipios de menos de 5.000 habitantes, dando servicio, principalmente, a edificios públicos como colegios, ayuntamientos, centros culturales, sociales o deportivos y residencias de mayores. Un tercio de estas redes han sido promovidas por las diputaciones provinciales, que se han convertido en los principales impulsores de estas infraestructuras.
Fruto del éxito y de la experiencia de estas iniciativas, algunos municipios han seguido fomentando la construcción de nuevas redes. Así, se observa que las 100 redes existentes en Barcelona se ubican en 81 municipios, o que Girona dispone de 66 redes en 56 municipios. Además, para abastecer a algunas de estas redes públicas, se han construido centros logísticos de biomasa distribuidos por toda la geografía catalana. Por ejemplo, en las comarcas del Vallès, la Cerdanya, Pallars Sobirà, Alt Ribagorça y Alt Urgell, entre otras.
Castilla y León es la segunda comunidad autónoma en número de redes de calor y la que dispone de mayor potencia instalada. Según Avebiom, hasta el momento dos entidades se distinguen en la promoción, construcción y gestión de estas redes: la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl) y la empresa Recursos de la Biomasa (REBI). Esta compañía destaca, además, por sus iniciativas para aprovechar el calor residual de la cogeneración.
La labor de la empresa pública Somacyl se centra en proyectos de redes de calor con biomasa para barrios enteros, como “Valladolid Oeste” y “Huerta del Rey”. Para ambas infraestructuras, que acumularán una potencia superior a 55 MW, se ha creado la figura del suministrador homologado, que será el encargado del suministro y venta final de la energía térmica útil de las citadas redes de calor a los edificios privados, de uso residencial o terciario. Hay, además, proyectos que se están ampliando (como el complejo Biocen, situado en el polígono industrial de Villalonquéjar, en Burgos) y otras iniciativas en fase de construcción, caso de las nuevas redes de calor de Palencia. También comenzará a funcionar en breve la central de Ponferrada (León), que, después de tres años de finalizada su construcción, cuenta por fin con todos sus permisos regularizados.
Pamplona, Lugo, Cuenca, Ávila, Burgos, Huesca, Toledo, Cáceres, Málaga… son otras provincias que en breve sumarán nuevas redes de calor aportado por la biomasa. Uno de estos proyectos, destacado por Avebiom, es la construcción de la red en el centro penitenciario de Puig de les Basses, en Figueres (Girona). Esta infraestructura irá acompañada de un centro logístico de biomasa que dará trabajo, cada año, a 14 internos en régimen abierto, con el objetivo de fomentar la reinserción sociolaboral de estas personas.
Este reportaje se puede leer también en ER2016 (noviembre 2022)