Reutealis trisperma, nombre científico de una planta tropical de la familia Euphorbiaceae, también conocida como philippine tung o kemiri sunan (en indonesio), es una especie endémica de Filipinas catalogada como vulnerable por la IUCN debido a la destrucción de su hábitat por la industria forestal y la agricultura. Eso es lo máximo que se sabía hasta hoy mismo de una planta elegida por APP para implantar un proyecto piloto para su cultivo entre comunidades locales de Indonesia. Su destino final será la producción de biodiésel.
Según un comunicado de prensa de APP, esta buscará primero terrenos aptos para plantar la especie y establecerlos como una plantación de la comunidad o como área de restauración. Desde la papelera aseguran que se trata de “una fuente potencial para abastecer el programa de biodiésel B15/B20 de Indonesia y exportar biocombustibles a los principales mercados, como la Unión Europea, ya que la demanda mundial continúa aumentando”.
Pequeñas cooperativas locales que sacarán partido también a subproductos del biodiésel
La intención inicial es centrar el desarrollo de este cultivo entre comunidades a través de pequeñas cooperativas de agricultores. “El elevado rendimiento del kemiri sunan, que alcanza las diez toneladas de aceite por hectárea, lo convierten en una atractiva fuente de biocombustible, cuyos residuos son utilizados para producir fertilizantes y como alimentos para animales y biogás”, añaden desde APP.
La compañía indonesia resalta el triple papel (econónico, social y ambiental) de las plantaciones: “las grandes copas de los árboles y sus profundas raíces ayudan a reducir la erosión del suelo y la evaporación del agua, al tiempo que potencian su retención. Al plantar en las zonas degradadas, este proyecto contribuye a mejorar los ingresos locales, mientras que al mismo tiempo reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y la vulnerabilidad del paisaje a los incendios forestales”.
APP enmarca esta iniciativa en un proyecto de cooperación con ONG y gobiernos locales y en su política forestal sostenible, que comenzó en 2012. Antes, ONG como Greenpeace denunciaron la agresiva deforestación que provocaban las actividades de la multinacional y sus falsos compromisos ambientales y sociales, lo que llevó a que muchos grandes clientes (Unilever, Nestlé, Kraft…) dejarán de serlo. A finales de 2013, la propia Greenpeace reconocía los avances hacia la deforestación cero a la que se comprometió la compañía, que fueron ratificados el pasado año.