La intención es que la coordinadora abarque la oposición a “macroincineradoras de biomasa y otras formas insostenibles de bioenergía”. “Esta coordinadora –prosiguen desde Ecologistas en Acción– tendrá como objetivo visibilizar y fortalecer luchas ciudadanas como las incineradoras en Galicia, Aragón o Canarias, así como impulsar el aprovechamiento sostenible de la biomasa como herramienta clave para la soberanía energética y alimentaria”.
En las jornadas celebradas el pasado 8 de mayo en Valladolid, Jorge Senán, de la Plataforma contra la Incineradora de Biomasa de Monzón, alertó del “incremento en los niveles de partículas u ozono esperable si dicho proyecto se ejecuta, en una ciudad industrial cuya población ya respira un aire muy saturado de contaminantes”. Hace un mes, Forestalia, la empresa que promueve esta planta, afirmaba que “no habrá incineración alguna, sino un proceso de combustión a baja temperatura”, que utilizará la tecnología de lecho fluido burbujeante.
Temor a la expansión de los eucaliptos asociados a plantas de biomasa
En Valladolid intervino también Damián Copena, investigador de la Universidad de Vigo, quien resaltó “la amenaza para los aprovechamientos tradicionales del medio rural gallego de los más de diez proyectos de macroincineradoras de biomasa promovidos en Galicia”. Según Copena, estos proyectos “están asociados inevitablemente a la expansión (también en tierras agrícolas/pastos) del eucalipto y otros cultivos energéticos, considerados especies invasoras por la propia administración gallega”.
Por su parte, Adenco añade que “los procesos administrativos que siguen las incineradoras en Galicia no están evaluando, entre otros aspectos, las afecciones a espacios naturales protegidos y su biodiversidad”. La iniciativa de Adenco y Ecologistas en Acción de crear la coordinadora se inserta en la campaña emprendida junto a 131 organizaciones de la sociedad civil de 45 países para que la bioenergía a gran escala, como los proyectos mencionados en Aragón, Canarias o Galicia, sea excluida de la definición de energía renovable por la Comisión Europea.
Ence (Energía y Celulosa), que proyecta la construcción de plantas de biomasa con generación de electricidad en Canarias y Pontevedra, presentó el pasado mes de abril una solicitud de Pacto Ambiental con Pontevedra y Galicia en el que ofrece a todas las administraciones y a la sociedad gallega inversiones que podrían alcanzar los 176 millones de euros. El pacto incluye la creación de "tres centros de bioenergía que supondrán una inversión de 20 millones de euros" y se destinarían "a la captación y astillado de madera de eucalipto y de pino y contribuirán también a seguir impulsando la diversidad del monte gallego".
Proyectos bioenergéticos que respondan a intereses y necesidades de la comunidad rural
Durante la jornada celebrada en Valladolid también hubo ocasión de conocer proyectos que sí son considerados renovables por los promotores del evento. “Debemos apoyar los aprovechamientos sostenibles de las biomasas, fundamentales para el medio rural y reducir el uso de combustibles fósiles, y desenmascarar aquellos con importantes efectos negativos para las comunidades y los ecosistemas”, afirman desde Ecologistas en Acción. “No tiene sentido considerar renovable ni demonizar a la bioenergía en general”, apostillan los organizadores.
Ibán Revilla, divulgador científico y ambiental, fue el primero en poner ejemplos basados en “favorecer el empoderamiento de las comunidades rurales y recuperar su dimensión cultural colectiva, para que los proyectos bioenergéticos respondan a sus intereses y necesidades, y no a las de inversores y políticos que deciden desde los centros de poder”.
Biomasa de huesos de aceituna
En la dirección apuntada por Revilla está la Cooperativa Olivarera Los Pedroches (Córdoba). Juan Antonio Caballero, miembro de la cooperativa, explicó en Valladolid que “además de vender hueso de aceituna como combustible y producir electricidad fotovoltaica, utilizan la poda picada y los alperujos compostados como elementos clave en el cultivo ecológico del olivar de montaña, de la que esta cooperativa es pionera”.
Una de las conclusiones de la jornada de Valladolid abundó en “la necesidad de analizar la disponibilidad de los diferentes tipos de biomasa, teniendo en cuenta también a los diferentes sectores que las utilizan (agricultura y ganadería, industrias como la alimentaria, de la madera, química, etc.), y promover su aprovechamiento más eficiente para reducir nuestra dependencia de los combustible fósiles, para producir energía, pero también alimentos y múltiples materiales”.
