Si echamos manos del último informe estadístico anual sobre la situación del biogás en Europa que elabora la Asociación Europea del Biogás (EBA, en sus siglas en inglés), en 2015 Alemania contaba con 10.846 plantas de biogás. Con la suma de las 205 nuevas censadas por Fachverband Biogas, y con la resta de diez cerradas, la cifra llega a las 11.041.
El año pasado, la cifra que ofrecía Fachverband Biogas era de 8.856, algo menor al contar solo las de origen agroindustrial. En cualquier caso son cifras que distancian muchísimo al resto de países europeos y mundiales y, según la presentación de los datos de 2016 por parte de la patronal alemana del biogás, parece ser que empieza a superar el bache de la nueva regulación renovable.
Cincuenta y cinco plantas más de las esperadas
En la misma presentación, el pasado año Fachverband Biogas se quejaba abiertamente de una reforma de la ley de energías renovables que supondría un grave perjuicio por unas medidas que incluyen cambios en los incentivos a las plantas y limita la potencia anual instalada. En la comparecencia de este años hablan de una adaptación de la industria y de flexibilidad.
Flexibilidad significa que están aprendiendo a no depender en exclusiva de la generación de electricidad. Las cifras de 2016 ahora publicadas muestran un incremento de 205 nuevas plantas de biogás, frente a las 150 esperadas por la asociación, que suman una potencia de 45 megavatios, de la que 37 son para generar electricidad. La queja no ha desaparecido, y citan que el crecimiento sigue frenado y las diez plantas que fueron desmanteladas.
Más flexibilidad y más estiércol para superar la reforma renovable
"Con la nueva normativa tenemos condiciones completamente nuevas y más exigentes, con requisitos administrativos cada vez más complejos, pero las empresas no se desaniman”, afirma Horst Seide, presidente de Fachverband Biogas. Para evitar ese desánimo habla de flexibilidad en las inversiones y en las plantas, principalmente dirigidas a la cogeneración y la exportación de biometano.
Con la reforma, la industria alemana también está aprendiendo a seguir creciendo con plantas pequeñas, por ejemplo las que utilizan como materia primera estiércoles y purines. Seide pide aquí una especial comprensión por parte del Gobierno alemán en cuanto a la reducción de CO2 que supone de cara a los compromisos adquiridos por su país, y recuerda que “el biogás en Alemania ahorra 20 millones de toneladas de emisiones de CO2 al año”.
En cuanto a las previsiones de futuro, la Fachverband Biogas cree que disminuirá la construcción de nuevas plantas en 2017 y que de las 143 proyectadas, 130 serán de estiércol. Descontadas las que se estima que se desmantelarán, la asociación calcula que se sumarán 137 plantas en total.