En 2021, muchos hogares e industrias tanto en España como en la UE han confiado en la bioenergía para calentarse u obtener energía para sus procesos. Ha sido en verdad un buen año para los fabricantes de equipos, los productores de biocombustibles, las empresas instaladoras y de servicios energéticos y, claro está, para los usuarios finales, que sortean mejor que otros las fatigas derivadas del encarecimiento de los combustibles fósiles.
El parque europeo de equipos de biomasa supera ya los 7 millones de unidades y en España, según las estimaciones realizadas por nuestro Observatorio de la Biomasa, rebasaremos las 440.000 unidades a final de año. Los principales fabricantes de estufas y calderas de Europa están ampliando sus instalaciones y el mercado de los biocombustibles sólidos sigue creciendo. Y no solo el de los pellets, también el de las biomasas de origen agrario y el de subproductos industriales valorizables.
Según Bioenergy Europe, la producción de pellets en la UE aumentó un 4% en el último año, alcanzando los 18 millones de toneladas. En España, cerraremos con un nuevo récord: nuestras 85 plantas habrán fabricado 716.000 toneladas, una cifra ligeramente superior a la de 2019 y que marca el rumbo para el año que entra. Durante 2021 las variaciones trimestrales del precio del pellet han sido negativas o inferiores al 1% en casi todos los formatos, como muestra el índice de precios de la biomasa (IPB) que elaboramos desde 2012. Esta contención de los precios de los biocombustibles sólidos a lo largo de los años es fundamental para que continúe su adopción por los consumidores.
Una prometedora noticia es la reforma del IVA recién aprobada por la UE que contempla la posibilidad de rebajar el impuesto en varios productos; ahora solo hace falta que el Gobierno de España atienda nuestra petición de aplicar un IVA reducido a los equipos de combustión y los biocombustibles sólidos. Para promover el conocimiento de las “otras” biomasas –como podas de frutales, paja o hueso de aceituna–, menos mediáticas, pero con un potencial tremendo en nuestro país, este año hemos organizado diversos eventos dentro del proyecto AgroBioHeat, financiado por H2020.
Una muy buena noticia de 2021 fue que la Subdirección General de Economía Circular reconociera oficialmente que el hueso no es un residuo, aclarando las dudas de algunas CCAA sobre un recurso muy abundante en España y cuya calidad como biocombustible se puede certificar con BIOmasud. La conveniencia de certificar la calidad y el origen sostenible de la biomasa está plenamente asumida por el sector, de ahí que el 86% del pellet nacional sea ENplus o que ya tengamos 11 empresas que han certificado con SURE la sostenibilidad y trazabilidad de la biomasa de acuerdo a la REDII. Este año fuimos designados organismo nacional de apoyo de SURE.
En reconocimiento a las sinergias entre bioenergía y gestión forestal, en 2021 concedimos el premio Fomenta la Bioenergía a las organizaciones internacionales de certificación PEFC y FSC, cuya labor consideramos fundamental para lograr un aprovechamiento de la biomasa con las máximas garantías de sostenibilidad.
Una de las decisiones más peliagudas que tomamos este año fue la de mantener la celebración de Expobiomasa en sus fechas programadas. Apostamos con decisión y el resultado fue que el evento nacional de referencia para nuestro sector se convirtió en una de las primeras ferias presenciales de Europa tras el pico de la pandemia y, además, con un éxito de participación y asistencia: 7.500 profesionales de la biomasa y el gas renovable pudieron hacer negocios cara a cara.
Este año hemos afianzado nuestros lazos con organizaciones hermanas como Aebig, con quien lanzamos el primer y muy oportuno Salón del Gas Renovable; el Clúster de la Bioenergía de Cataluña y el Clúster de la Biomasa de Galicia, junto a los que organizamos jornadas y seminarios para extender el uso de la biomasa; o Apropellets, con acciones conjuntas en defensa del pellet de calidad. Para apoyar la externalización y la digitalización de nuestras empresas y la transferencia de conocimiento hemos colaborado con centros tecnológicos nacionales como Circe, Cartif, Cener, el Ceder-Ciemat o el clúster industrial para la innovación digital Dihbu, y también de otros países como el BEST austríaco, con quienes hemos organizado jornadas y webinars a lo largo de todo el año.
Por otra parte, hemos facilitado el contacto con mercados extracomunitarios como el canadiense, gracias a la colaboración con la Embajada de Canadá en España, o con el de América Latina, a través de la inestimable cooperación con el Cyted, con quienes organizamos 6 sesiones en el Congreso Internacional de Bioenergía y un viaje de prospección a México.
Nuestra última acción del año es la red INtercamBIOM, que facilita la transferencia de prácticas innovadoras ya operativas en bioenergía y bioeconomía entre empresas y/o centros tecnológicos. Junto con Circe buscamos y documentamos estas prácticas y las comunicamos a los miembros de la red a través de whatsapp, email o boletines electrónicos personalizados.
En 2022 seguiremos alineando nuestros proyectos con los objetivos de nuestros asociados, y por extensión con los del sector. Esperamos que los fondos de recuperación contribuyan a lograr el más eficiente y sostenible aprovechamiento energético de la biomasa posible.