Según la memoria de la Fundación Laboral del Cemento (Cema) de 2014, “de las 35 fábricas integrales en funcionamiento durante el 2012, 32 están autorizadas para el uso de combustibles alternativos”. “De éstas –especifican–, 29 disponen de autorización para valorizar energéticamente residuos, mientras que tres están autorizadas únicamente a la utilización de combustibles alternativos considerados biomasa vegetal”. La de Cementos Portland Valderribas en Olazti/Olazagutía es una de ellas, aunque su autorización definitiva estaba condicionada por un recurso interpuesto por el Ayuntamiento de esta localidad al entender que la cementera se iba a convertir en un incineradora de todo tipo de residuos.
En mayo de este año, la sala contencioso-administrativo del TSJN emitió una sentencia desestimando dicho recurso. En la sentencia se expone, entre otros motivos, que la “actividad de incineración de residuos vegetales, en aras a la obtención de un tipo de combustible, se incardina en el proceso global de fabricación de cemento, y por tanto, no estamos ante un nuevo proceso industrial”. Se añade que “tampoco merece favorable respuesta el argumento de que los residuos cuya incineración se autoriza son peligrosos. No hay prueba suficiente de que la madera y el corcho (biomasa) tengan en este caso la consideración de residuos peligrosos”.
Laboratorio con molino criogénico para el análisis de combustibles alternativos
Para avanzar en la consolidación de la biomasa y otros combustibles alternativos en las cementeras, Lafargue España, filial de la multinacional Lagargue Holcim, inauguró a principios de mes en la localidad toledana de Villaluenga de la Sagra un área dotada de “la tecnología más innovadora para el análisis de combustibles alternativos” dentro de su Laboratorio Central de Calidad. Esta instalación funciona desde hace más de cuarenta años y cuenta con la acreditación de la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Según la empresa, “complementa a los análisis practicados por los suministradores de combustibles alternativos y por la propia empresa en el acceso a sus fábricas”.
Entre la tecnología instalada, Lafarge destaca el primer molino criogénico que existe en España en este sector. “Se trata de una técnica –explican– que permite un análisis eficaz con una sola muestra del combustible (maderas, serrines, neumáticos y harinas animales, por ejemplo), mediante su congelación con nitrógeno líquido y la reducción de sus partículas a tamaño de 100 micras”. También resaltan el espectrómetro de FRX-dispersivo, “capaz de analizar simultáneamente 80 elementos químicos presentes en muestras tanto sólidas como líquidas o en pasta”.