Chris Marlins, responsable del programa de Combustibles del International Council on Clean Transportation (ICCT), presentó el pasado 9 de septiembre en un seminario on line el informe A guide for the perplexed to the ondirect effects of biofuels production, recientemente editado por la organización a la que pertenece. “¿Se sienten menos perplejos?”, preguntó al final de su intervención. “No hay duda de que existe algún tipo de ILUC”, se autocontestó Marlins, para añadir que “solo falta precisar cuánto y dónde y para ello los modelos se desarrollan sobre la marcha; lo que está claro es que si todos los biocombustibles provienen de nuevas tierras, las emisiones LUC serían altas”.
En la nota que acompaña la edición de la guía, el ICCT incide en que uno de los puntos indiscutibles en torno al ILUC es que trata de un concepto muy complicado. Presentan la publicación como un resumen detallado y accesible de dicho concepto y de las distintas formas de cálculo de las emisiones a él asociadas. Para ello se identifican seis factores claves que determinan los efectos ILUC: la repercusión en el consumo de alimentos, en el rendimiento agrícola y en la superficie cultivada, la elección de cultivos, la utilización de co-productos derivados de la producción de biocarburantes y las reservas de carbono de la tierra que se convierte.
Sí al ILUC y a las alternativas: residuos, tierras de baja calidad y algas
La guía revisa las que considera evidencias constatadas para cada uno de estos efectos, se discute la forma en que se emplean en los modelos más destacados que se presentan en Estados Unidos y la Unión Europea y se presentan ejemplos para ilustrar cómo diferentes supuestos cambian el nivel esperado de ILUC. Con este bagaje pretenden ayudar al lector a que tenga una mejor información para sacar conclusiones vinculadas a los modelos que periódicamente se presentan a favor y en contra.
Para el ICTT el informe corrobora con evidencias que los biocarburantes deben incluir el factor del ILUC, principalmente porque “demuestran que su promoción indiscriminada es poco probable que contribuya a los objetivos de reducción de emisiones de carbono”. “A menos que se reconozcan tanto las emisiones directas como indirectas, los incentivos ofrecidos a los biocarburantes dentro de políticas climáticas no se corresponderán con los beneficios potenciales”, concluyen.
¿Alternativas? Chris Marlins afirmó en el mencionado seminario on line que las nuevas tecnologías, es decir el desarrollo de los biocarburantes de segunda y tercera generación “podrían ayudar a cambiar el foco de atención hacia otras materias primas, donde el ILUC se puede evitar o minimizar”, y citó el aprovechamiento de residuos, la explotación de tierras de baja calidad y el cultivo de algas.