“El sistema energético está cambiando y se muestra especialmente en la electricidad, aunque en el ámbito de la biomasa quedan pasos por dar y la obtención de un biodiésel de mayor calidad, menos contaminante y más económico puede favorecer ese cambio”. Valeriano Ruíz, director general del CTAER, pronunció estas palabras en la presentación de Bioseville, donde también estuvieron presentes representantes de los otros socios del proyecto: Universidad de Sevilla, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), Fundación Cartif y la empresa Biodiesel Processor.
El objetivo de Bioseville queda definido en el nombre completo del proyecto (New biofuel production technology to recover used frying oils and power the Seville's urban bus fleet), que una traducción más completa en castellano podría quedar así: tecnología de producción de un nuevo biocombustible a partir de aceites de fritura domésticos más competitivo, eficiente y sostenible para su posterior aplicación en flotas de autobuses de Sevilla. La nueva tecnología de producción la ha desarrollado Biodiesel Processor en cooperación con la Universidad de Sevilla y está protegida por varias patentes, según comunica la empresa.
Mejores prestaciones bajo la lupa del Ciemat
La misma compañía señala con respecto al nuevo biodiésel, que durante los tres años del LIFE está previsto que dé el salto a motores, que “hay informes científicos disponibles que demuestran su eficacia”. Añade que “la nueva tecnología permite una producción más flexible (usa una gran variedad de aceites como materia prima y tiene una capacidad de producción escalable), es más eficiente y limpia y las plantas que la empleen lo harán con parámetros más seguros y fáciles de operar”. El Ciemat será el encargado de demostrar y confirmar que se cumplen estas características.
Entre los objetivos específicos se resalta que se demostrará la viabilidad del nuevo biocarburante mediante la construcción de una planta prototipo constituida por un módulo de producción de ésteres metílicos que se instalará en terrenos de Biodiesel Processor y otro módulo de ésteres de glicerina que se instalará en la Fundación Cartif. En este último caso, anuncian la producción de una glicerina con al menos un 95% de pureza, mediante tecnología de membranas. Bioseville también conlleva el establecimiento de un programa que incentive la recogida de aceites de fritura por parte de los ciudadanos.
Según informan desde el CTAER, el presupuesto del proyecto asciende a 1,5 millones de euros, cuenta con una contribución europea de 756.870 euros y está prevista su finalización para septiembre de 2017. Forma parte de los nuevos proyectos aprobados por la Comisión Europea a finales del pasado mes de abril, con cargos al fondo de medio ambiente de la Unión Europea, canalizados a través de programa LIFE.