“Algunos consumidores se empiezan a quejar porque el pélet sí sube de precio, y constantemente, al contrario de lo que les habíamos vendido”. “Desde 2012 hemos tenido que asumir parte de la subida del precio del pélet para no repercutirla en el cliente final y no dar mala imagen”. Estos comentarios de productores y distribuidores de biocombustibles sólidos dirigidos directamente a la revista o escuchados aquí y allá en ferias y presentaciones del sector ponen de relieve que algo no funciona del todo bien en el mercado español de pélets, especialmente doméstico, que es el que domina.
La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) es la que realiza mayores esfuerzos para investigar, analizar y divulgar cuál es la situación del mercado del pélet en España, aunque reconoce la dispersión de datos, la inestabilidad de las empresas fabricantes y sus plantas y la escasez de materia prima en determinados momentos para abastecer a estas.
Según el índice de precios de pélets que elabora Avebiom, el primer trimestre de 2014 cerró con el saco de 15 kilogramos a 4,35 euros (4,13 en 2012), el palé de una tonelada a 286,34 (264,61 en 2012), la tonelada a granel con volquete a 253,28 (229,29 en 2012) y con cisterna a 254,60 (230,79 en 2012). En todos los casos son precios con IVA y un transporte medio de 200 kilómetros en el formato a granel. Las subidas desde 2012 van del 5,3% en los sacos a algo más del 10% en la tonelada a granel.
Del precio y las quejas
“Las subidas han sido mayores porque el precio de partida que pagábamos en 2012 era aún más bajo, en torno a 155 euros la tonelada sin IVA y transporte”. Así se expresa José Hernández, director de Biosol Energía, empresa de servicios energéticos (ESE) que, entre otros desempeños, tiene el suministro de pélets. Si a los 155 euros que presenta Hernández se añaden el 21% de IVA y los cálculos del transporte (unos 25 euros), el importe de la tonelada ronda los 212 euros y la subida del precio hasta el primer trimestre de 2014 el 20%, un porcentaje que está acorde con las quejas que emanan de los sectores de la distribución de biocombustibles y la instalación de equipos.
En comparación con países de nuestro entorno, los precios son menores que los de Italia y Francia, donde la tonelada a granel está en torno a los 280 euros; pero son mayores que en Portugal, al rondar los 177 euros en fábrica, IVA incluido y sin transporte. Aquí reside una de las explicaciones del porqué España importa en torno a unas 100.000 toneladas desde el país luso y exporta unas 70.000 hacia Francia e Italia. En pocos años hemos pasado de ser exportadores a ser importadores netos.
Portugal ha superado al resto de países mencionados en 2013 en producción, con 850.000 toneladas (700.000 se exportan), aunque los pronósticos de crecimiento dan ganadora en 2014 a Francia, con 1.200.000 toneladas, según el último número de la edición en castellano de la revista Bioenergy International. En consumo nadie supera a Italia, con 3,5 millones de toneladas empleadas principalmente en su potente parque de estufas domésticas.
Una de las razones de las subidas del precio en España hay que buscarla en la inestabilidad del suministro. Pablo Rodero, responsable de calidad de biocombustibles en Avebiom, explica que “hubo un momento concreto, coyuntural, durante el invierno de 2012-2013, en el que se disparó la demanda y cogió a los productores con menos materia prima, básicamente madera, de la necesaria”. A todo ello se unió una mala campaña en el olivar, que bajó la disponibilidad de hueso de aceituna, un biocombustible básico para el 80% de las estufas en Andalucía.
“En ese momento tiraron de pélets y la demanda aumentó; sin embargo, esta temporada la recogida de aceituna ha sido de récord y hay peletizadoras que han tenido que parar”, apostilla Rodero. Hernández, como otros distribuidores, se queja de que, “si fue un hecho coyuntural, cómo es que sus efectos (subida de precio de casi un 23% en el precio en fábrica en menos de un año) se siguen sintiendo en el mercado de venta a distribuidores”. Rodero no reconoce subidas tan notorias, apunta que al cliente no se le ha trasladado toda la subida que ha supuesto el encarecimiento de la materia prima y dibuja un escenario de futuro más estable: “aunque tienda a subir un poco será mucho menor que en los últimos años”.
Falta materia prima
La falta de materia prima es una constante en las quejas del sector, que cree que se podría aprovechar el doble de la biomasa que crece anualmente en los bosques españoles sin interferir en la protección y conservación de los mismos. Actualmente, y según datos de Avebiom y de la Confederación de Organizaciones de Selvicultores de España (COSE), se aprovecha el 35% de ese crecimiento, cuando la media europea está en el 61%. “Una manera de que el mercado del pélet no sufra estas tensiones es que las administraciones apuesten por poner más madera disponible”, expresan desde estos colectivos.
Todo esto ha motivado un continuo vaivén en la producción y disponibilidad de pélets que ha causado primero el incremento de fábricas y líneas de producción y luego el progresivo cierre de algunas de ellas, de tal manera que la manufacturación final ha sido siempre muy inferior a la capacidad real de cada planta.
Sin cifras oficiales ni cien por cien fiables, la producción total se estima en unas 300.000 toneladas, cuando la instalada triplica esta cantidad. Según los últimos datos de Avebiom, hay 38 instalaciones operativas y siete en construcción o proyecto, pero no todas son plantas exclusivamente dedicadas al peletizado de biomasa (hay algunas vinculadas al procesamiento de madera y aserraderos), y al menos trece son pequeñas que no llegan a las 10.000 toneladas al año, con tres rondando solo las mil.
Entre los datos aportados por Avebiom, sobresalen, en lo negativo, los casos de Biomasa Forestal, con una producción de 20.000 toneladas en 2013 frente a las 70.000 de capacidad; Naparpellets, con 6.000 toneladas de 20.000: y Ecoforest, con 5.000 de 40.000. En el lado positivo hay que citar a Pellets Asturias, con un pleno, 32.000 toneladas de producción, que es lo mismo que la capacidad instalada; Burpellet, con 55.000 de 70.000; Ribsa, con 40.000 de 45.000; y Ertasa, con 30.000 de 32.000.
Cuando se cita la palabra sobrecapacidad, el sector se revuelve y denuncia otras causas que impiden que España se acerque ni de lejos a las producciones de Portugal y Francia. “Aquí no ha habido burbuja de ningún tipo”, responde Carles Vilaseca, presidente de Apropellets (la asociación española de productores de pélets), que exhibe también la crisis económica como factor a tener en cuenta. “Lo que ha habido –prosigue Vilaseca– es una política energética que nos ha perjudicado muchísimo, por un lado por el coste derivado del alto consumo térmico que asumimos para secar la materia prima, que se ha visto claramente encarecido con la disminución de las primas a la cogeneración; y por otro por la escasa implantación de la biomasa como combustible en el sector industrial y la nula en la co-combustión en centrales de carbón”.
El tablero y el mercado negro
Desde la industria del pélet también señalan a otros dos factores: la competencia de la industria del tablero y el mercado negro. Como se ha dicho, la industria maderera está aprovechando los residuos de su actividad, serrín principalmente, para establecer líneas de peletizado. “Pero esto no significa que se esté movilizando más madera, en la que podría entrar a competir la industria del pélet, por lo que se nos cierran vías de entrada que podrían mejorar el sector”, aclara Vilaseca.
Antonio Sanchiz, director de Mundo Sostenible, distribuidor oficial de calderas domésticas e industriales del Grupo Nova Energía en la Comunidad Valenciana y Región de Murcia y empresa que ha tenido que pelear también con la subida de precios y la escasez de suministro, insiste en esta circunstancia, que “podría revertirse y derivar bastante madera para pélets en el caso de nuestras regiones si las administraciones impulsaran planes de ordenación forestal donde se compartiera de manera adecuada la materia prima”.
El presidente de Apropellets asocia algunas pequeñas producciones y las añadidas al sector de la madera a un mercado negro en el que destacan la facturación en B (sin el IVA desglosado) y las actividades sin licencia.
“El 50% de lo que se vende en España está bajo estas condiciones”, explica Vilaseca, quien también lanza un toque de atención sobre la exportación: “no estamos exportando de manera normalizada, y sale fuera el pélet de mala calidad y el que no se puede certificar”. La certificación de la calidad, que en España alcanza a dieciséis productores (300.000 toneladas) y cuatro distribuidores con el sello ENplus, es reconocida por todos como un elemento básico para asegurar la sostenibilidad del mercado.
El juego de la exportación/importación es otro elemento distorsionador que puede acabar afectando seriamente al mercado si este no se estabiliza. Canadá y Estados Unidos se han convertido en grandes productores y en exportadores netos hacia Europa, ya que su mercado interior es incapaz de acoger todo lo que fabrican. En el Pellet Supply Chain Summit, celebrado a finales de marzo en Orlando (Estados Unidos), se expuso que Europa consumió en 2013 veinte millones de toneladas y se prevé que crezca a 28 en 2015 y a 42 en 2020. Sin embargo, todo el mercado de América del Norte llegará sólo los cinco millones de toneladas en 2015. Pablo Rodero asegura que “la gran mayoría se destina a la producción eléctrica y la co-combustión, pero al cambiar el sistema de primas en toda Europa la biomasa puede acabar en los usos térmicos, de hecho están modificando sus instalaciones para producir pélets adaptados a las normativas de calidad europeas”.
En la costa de Canadá se han levantado megaplantas de hasta 300.000 toneladas con la intención clara de dirigir los barcos hacia la Unión Europea. “Si no adoptamos medidas para compensar nuestro consumo térmico, normalizar la producción, asegurar la materia prima y certificar su calidad acabaremos teniendo barcos procedentes de Canadá en los puertos del norte de España con la tonelada a 220 euros y sin problemas de suministro”, sentencia Carles Vilaseca.
No obstante, como mencionan João Baetas, presidente de la Associação Nacional de Pellets Energéticos de Biomassa de Portugal, y Marcos Martín, vicepresidente del Consejo Europeo del Pellet, en el último número de Bioenergy International, no hay que perder de vista al lobby de los combustibles fósiles. “Ven como pierden mercado –aseguran– e intentan frenar el goteo (paso de combustibles fósiles a pélets) enturbiando el mensaje que reciben los legisladores e intentando meter en el mismo saco todo el menú de biomasas y tecnologías”. Hay que recordar que, pesar de las subidas, el precio del pélet ronda los 5,6 céntimos de euro por kilovatio hora, inferior al del gas, a los 8 céntimos del gasóleo C y a los 16 de la electricidad”.
Recuadro
La asignatura pendiente del pélet industrial
El empleo de pélets en la industria es testimonial y en la co-combustión con carbón nulo, más allá de proyectos como Pelet-In. Este último caso es especialmente doloroso, ya que durante varios planes de energías renovables (PER) se apostó por la co-combustión en centrales térmicas como impulso al sector y como una manera de combatir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Hace poco los responsables de Pelet-In dieron a conocer sus primeras conclusiones tras terminar su periodo de actividad (2010-2013). Aparte de confirmar, como adelantamos en esta revista en junio de 2013, que una mezcla adecuada de pino y chopo es la mejor solución para maximizar la rentabilidad del proceso productivo y de que se han realizado pruebas hasta del 30% de pélets en las calderas de la central térmica de La Pereda (Asturias) de Hunosa, hay otras conclusiones que conviene destacar:
• La sustitución de carbón por pélet industrial de biomasa en una central eléctrica es posible llevando a cabo pequeñas modificaciones y ajustes en el sistema de alimentación a la caldera y en el de extracción de cenizas, no habiéndose registrado paradas, averías o disminuciones en el rendimiento energético de la central.
• La sustitución de parte del carbón por biomasa conlleva una mejora en la combustibilidad. Esto se intensifica cuando se utiliza biomasa torrefactada, ya que no solo aporta mayor energía, sino que también favorece una combustión más eficiente. La adición de biomasa disminuye las emisiones de NOx, favorecidas también por el menor contenido en nitrógeno de la mezcla. Esta reducción es tanto mayor cuanto más elevado es el porcentaje añadido de biomasa.
• Como consecuencia de las modificaciones introducidas en la línea de fabricación, por los resultados obtenidos en cada una de las campañas de fabricación, la planta de Pellets Asturias es capaz de producir alternativamente tanto pélet doméstico como industrial. Esto ha permitido mantener una actividad de la fábrica durante 24 horas al día durante todo el año. Como logro final del proyecto, en el transcurso de los años 2012 y 2013, Pellets Asturias cargó cinco barcos, sumando un total de 18.000 toneladas de pélets industriales, con destino a la combustión en centrales térmicas europeas.
El proyecto ha sido desarrollado por un consorcio público-privado integrado por Hulleras del Norte (Hunosa), empresa propietaria de la central eléctrica de La Pereda; el Instituto Nacional del Carbón (InCar/CSIC), centro en el que se realizaron las pruebas de laboratorio; Pellets Asturias, empresa fabricante de los pélets; y la Fundación Asturiana de la Energía, como coordinadora técnica. Fue financiado parcialmente por el actual Ministerio de Economía y Competitividad a través del subprograma Innpacto, mediante fondos procedentes del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder), y por otros propios.