Tras conocer los datos aportados por la CNMC, la sección de Biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA) confeccionó una tabla con las metas de obligaciones en el resto de países europeos en la que España salía muy mal parada. De los veinticinco países comunitarios que utilizan este mecanismo de apoyo a los biocarburantes, sólo tres tienen un objetivo mínimo para 2014 inferior al español y APPA Biocarburantes precisaba que “el objetivo español es entre un 45% y un 35% inferior a los vigentes en los dos principales mercados de la Unión Europea (Francia y Alemania), al tiempo que queda un 20% por debajo de la media comunitaria”. El trabajo de la CNMC resalta sobremanera que, en consumo, el descenso ha sido brutal.
En biodiesel, se ha pasado de los casi 1,7 millones de metros cúbicos en 2012 a los 695.000 en 2013, es decir, una caída del 58,52%, y la cifra más baja desde 2008. Hay meses en los que la comparación es desorbitada: en diciembre de 2012 se consumieron 102.700 metros cúbicos y, en el mismo mes de 2013, no se llegó a los 25.000 (un 81% menos). En cifras globales, la caída del hidrobiodiésel es más sonada aún. Este biocarburante, que alcanzó durante 2012 unas cifras de consumo de casi 900.000 metros cúbicos, se quedó en 2013 en 236.000 (-73,36%).
Por otro lado, el descenso en el consumo de bioetanol ha seguido su tendencia a la baja. En 2009, alcanzó los 300.000 metros cúbicos, llegó a su punto álgido en 2010 con 468.00, se mantuvo en 2011 con 445.000 y comenzó a declinar en 2012 con 395.615. En 2013, esa tendencia se ha consolidado con 334.000 metros cúbicos, lo que supone un 15,61% menos que en 2012. A diferencia del biodiésel, los últimos meses de 2013 consiguieron frenar la caída, que alcanzó su punto máximo en agosto (-33,59%) y se moderó en noviembre (-7,31%) y diciembre (-7,22%).
Obstáculos que van y vienen
Tras años de luchar contra las importaciones de bioetanol y biodiésel desde Estados Unidos, Argentina e Indonesia, de conseguir medidas antidumping y antisubvención por parte de la Comisión Europea y de entrar en vigor la orden ministerial que asigna cantidades de producción de biodiésel a plantas europeas (la gran mayoría, españolas), la industria se encuentra ahora con que todo lo conseguido sigue sin reactivar plenamente al sector y mantenerlo en números de producción y consumo estables. La eliminación de la exención del impuesto de hidrocarburos desde el uno de enero de 2013 también ayudó en la caída.
Pero, a falta de conocer los efectos positivos de la orden de asignación de cantidades de biodiésel que de llegar lo harán en 2014 (se aprobaron a principios de este año), desde APPA Biocarburantes señalan con el dedo acusador a un claro responsable: “el drástico recorte de objetivos ha provocado una gran disminución del consumo de biocarburantes en España, con el consiguiente daño para la industria nacional”. Se refieren al Real Decreto-Ley (RDL) 4/2013, de 22 de febrero, de medidas de apoyo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la creación de empleo. Tras este “bienintencionado” título, el RDL “escondía” la reducción de las obligaciones de biocarburantes en el transporte.
Recortando
El objetivo mínimo de biocarburantes en combustibles de automoción pasó del 6,5 al 4,1%, mientras los específicos en gasóleos y gasolinas se recortaron desde el 7,0% y el 4,1% hasta el 4,1% y el 3,9%, respectivamente. Óscar García, presidente de APPA Biocarburantes, declaró que “todos estos datos (los de la CNMC y su propia tabla comparativa) ponen de manifiesto la necesidad de que el Ministerio de Industria, Energía y Turismo incremente los actuales objetivos con el fin de retomar la senda de cumplimiento de la meta de renovables en el transporte fijada para 2020 (10%)”.
Parece lógica esta demanda, porque los acusados descensos en el consumo hacen que en 2013 los porcentajes de incorporación de bioetanol y biodiésel en gasolinas y gasóleos no consigan llegar siquiera a las nuevas obligaciones, según el informe de la CNMC. En los tres casos (general, gasolinas y diésel), se quedan en el 3,4%, muy por debajo del 8,5%, 4,1% y 9,5% respectivos de 2012, y, en ningún caso, cumpliendo con los más rebajados porcentajes obligatorios actuales. Hay datos mensuales dignos de mención, como que en diciembre de 2012 el biodiésel obtuviera un 11% y en el mismo mes de 2013 un 2%.
“Creemos que, con los datos definitivos, se llegará a los cumplimientos obligatorios, ya que los sujetos obligados (las petroleras, básicamente) traspasaron varios de sus certificados de 2012 a 2013 y aún no se han contabilizado”, adelanta Manuel Bustos, director de APPA Biocarburantes. Realmente, hasta el mes de junio del siguiente año no aparecen como definitivos los certificados provisionales de cumplimiento de la obligación que van presentando las empresas.
Más producción
Una de las lecturas que llama a cierto optimismo entre la industria al repasar las estadísticas presentadas por la CNMC es la relacionada con la producción y, ligado a ello, con la importación y exportación. A falta de conocer la repercusión de la mencionada orden del biodiésel, está claro que las medidas antidumping tanto provisionales como definitivas aprobadas el pasado año por la Unión Europea contra la entrada de este biocarburante desde Argentina e Indonesia, además de otras anteriores que afectaban a las importaciones desde Estados Unidos, han surtido algún efecto. Esas medidas se concretan en un derecho adicional de pago de aranceles medios del 24,6% para Argentina y del 18,9% para Indonesia.
Los datos de producción de biodiesel arrojan un crecimiento del 25% entre 2012 y 2013, al pasar de 538.000 a 660.000 metros cúbicos. Hay subidas significativas en los meses de mayo y junio de 2013 (superiores al 67%), y descensos, dentro del panorama generalizado al alza, en febrero (-10%) y octubre (-29%). No obstante, esos 660.000 metros cúbicos están muy lejos de la capacidad de producción de las plantas españolas, que sobrepasa los cuatro millones de metros cúbicos, pero que a estas alturas es posible que sean algo menos debido al cierre de algunas plantas.
La producción de 2013 también estaría lejos de las cantidades asignadas en la orden del biodiésel, donde a las instalaciones españolas les corresponden algo menos de tres millones de metros cúbicos. Resulta paradójico que solo una compañía con dos plantas, Infinita Renovables, tiene asignados 800.000 metros cúbicos, más de lo que salió en 2013 de todas las fábricas españolas y de lo consumido en nuestro país en el mismo año.
Parte de la corrección a esta llamativa diferencia entre producción y consumo deriva del incremento de la exportación y la disminución de la importación. Esta última presenta las cifras más notorias, ya que, tras el frenazo a la entrada de biodiésel argentino e indonesio, las cantidades han pasado de 1.283.000 metros cúbicos en 2012 (APPA Biocarburantes denunció que correspondió entonces al 76% del consumo) a 444.000 metros cúbicos en 2013.
Como se aprecia, la suma de la producción española más la importación su-pera con creces el consumo, lo que motiva que crezca la exportación. En este campo, la CNMC muestra números que se duplican de 2012 (219.700 metros cúbicos) a 2013 (472.100) hasta el punto de convertir a España en un exportador neto en el último año. Manuel Bustos, aun haciendo una consideración positiva de estos datos, no quiere lanzar las campanas al vuelo porque considera que “representan una leve mejoría para un enfermo comatoso”.
Mejoría también en 2014
Recuerda Bustos que “gran parte de lo que ha salido de nuestras fronteras se corresponde con biodiésel fabricado con aceite vegetal usado y grasas animales y se ha destinado a Italia y Francia, donde este tipo de biocarburantes computan el doble en el cumplimiento de las obligaciones”. ¿Cuál es el problema? Que, según el director de APPA Biocarburantes, “estos países están en proceso de construir nuevas fábricas y es posible que esa mejoría en la exportación desaparezca, aunque se mantendrá en 2014”.
La cifra de producción de hidrobiodiésel pasó de ser testimonial en 2012 (73.000 metros cúbicos) a rozar los 200.000 metros cúbicos en 2013. De esta manera se abasteció un consumo muy por debajo de lo conseguido en 2012 en el que también jugó de manera decisiva la acusada disminución de la importación (de 808.000 a 52.000 metros cúbicos) y, en menor media, la exportación (de 1.800 a 4.800). El bioetanol presenta cifras acordes con una evolución menos disruptiva que las del biodiésel y el hidrobiodiésel. Su menor consumo y la menor capacidad instalada impiden que haya grandes fluctuaciones. En producción, se pasó de 381.200 metros cúbicos en 2012 a 442.300 en 2013. Se acerca más al perfil del biodiésel al haberse convertido en un exportador neto, ya que se importa menos (de 165.400 a 108.700) y se exporta más (de 151.800 a 200.000).
Uno de los apartados que llama más la atención dentro de los cuadros estadísticos que ofrece la CNMC es el referido a la sostenibilidad. Sostenibilidad asociada al tipo de materia prima por biocarburante, al país de origen de la materia prima y al país de fabricación. Pero nada más, no hay ninguna explicación al porqué de esta asociación ni si conlleva que unos sean más sostenibles que otros. Realmente, ninguna empresa sujeta a cumplir con la obligación lo está también a hacerlo con la sostenibilidad del biocarburante que pone en el mercado. Solo debe hacerlo a título informativo.
El mismo RDL 4/2013 que rebajó los objetivos obligatorios -con la misma excusa (minimizar precios y asegurar estabilidad al sector sin comprometer el cumplimiento de los objetivos para 2020)- establece “un periodo de carencia para la aplicación del periodo transitorio para la verificación de la sostenibilidad de los biocarburantes y biolíquidos”. La normativa no concreta cuánto durará ese “período de carencia”, y simplemente se añade que “por resolución del titular de la Secretaría de Estado de Energía se determinará la fecha en la que finalizará”. Manuel Bustos entiende que “sería conveniente que el ministerio estableciera ya una fecha de entrada en vigor”.
Sin noticias de la sostenibilidad
Entre los criterios de sostenibilidad incorporados en la directiva de energías renovables de la Unión Europea resaltan la reducción de un 35% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) con respecto a los combustibles fósiles (del 50% a partir de enero de 2017) y la no procedencia de las materias primas de bosques primarios, prados, pastizales, humedales y turberas. Pero nada de esto hay en las cifras que aporta la CNMC, más allá de considerar que tanto para la fabricación de biodiésel (67,5%) como, sobre todo, hidrobiodiésel (95%) el aceite de palma es la materia prima principal. En el caso del etanol es el maíz (76,5%) seguida de la caña de azúcar (21%). Entre las materias primas del biodiésel destacan también el aceite de soja (21,5%) y, testimonialmente, los aceites de fritura usados (2,5%).
Tras repasar estos porcentajes, parece lógico deducir que la procedencia de las materias primas es mayoritariamente foránea. La CNMC no aporta cifras comparables con otros años en este campo. En 2013 fue Indonesia el principal suministrador de materias primas en biodiésel, con el 55,6%, seguido de Argentina (18%), Malasia (11%), Alemania (4,5%), Francia (2,5%) y Brasil (2,3%). España aparece en el séptimo lugar, con el 1,95% (la mayoría aceites usados y grasas animales) y a pesar de que los biocarburantes se vendieron como revitalizadores de cultivos en retroceso. Algo más de materia prima aporta nuestro país al mercado interno de bioetanol, casi el 10%, pero siempre lejos del 52% de Ucrania y el 27,3% de Brasil. El hidrobiodiésel, al depender al cien por cien de la palma de aceite, reparte la procedencia de las materias primas entre Indonesia y Malasia, con pequeñas partidas llegadas de Papúa Nueva Guinea y Nueva Zelanda.
Y queda, por último, el aspecto que más preocupa a la industria, el país de origen del biocarburante manufacturado. En este caso, los porcentajes van acorde con el aumento de la producción en todos los casos. España ocupa la primera plaza en biodiésel, hidrobiodiésel y bioetanol. Aunque no hay tampoco tablas comparativas con otros años, es evidente que los porcentajes referidos a Argentina (16%) e Indonesia (23%) han bajado lo suficiente en el caso del biodiesel como para permitir que España (41%) se aúpe al primer puesto. El dominio español es notable en hidrobiodiésel (71,4%) y en bioetanol (76%), donde Brasil es el único que presenta porcentajes de dos dígitos (19,2%). Tras la revisión de todos estos datos, ¿se puede intuir un futuro mejor, al menos en el consumo y con la asignación de cantidades de biodiésel en marcha? Manuel
Bustos no lo tiene claro: “el hachazo que han dado a los objetivos obligatorios se lo han dado también a las perspectivas, beneficios y rentabilidad que pueda ocasionar la entrada en funcionamiento de las asignaciones.