El pasado 6 de junio la web de Transport & Environment se llenó de notas de prensa e informes sobre la limitación de la participación de los biocarburantes convencionales en el transporte de cara a la reforma de la directiva de renovables. Incluso se cuestionan los objetivos planteados para los de segunda generación o avanzados. Mientras la Comisión Europea maneja un 6,8 por ciento en el transporte para 2030, T&E sugiere reducir la aportación al 2,3 por ciento.
Otro informe de la misma ONG hace hincapié en la necesidad de optar al máximo por la electricidad en el transporte. Según Laura Buffet, de T&E, “la electricidad es mucho más eficiente que los combustibles líquidos en términos de producción de energía, pero la propuesta de la CE no hace mucho para estimular su uso”.
Desde el Parlamento Europeo también se habla de reducir con el CIUT en la mano
Por último, T&E se congratula del contenido del borrador de opinión elaborado por el Comité de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria (Envi) del Parlamento Europeo. Buffet asegura que si “el informe sale adelante los conductores europeos ya no se verán obligados a quemar biocarburantes de alta emisión, especialmente el biodiesel de aceite de palma, que es tres veces peor para el clima que el diésel de origen fósil”.
Estos datos, extraídos a partir de otro de los informes (Globiom) que pivota en torno a la reforma de la directiva, motivan que la Comisión Envi del PE afirme que “para preparar la transición hacia los biocarburantes avanzados y reducir al mínimo los impactos del cambio indirecto del uso de la tierra (CIUT) es conveniente reducir la cantidad de biocarburantes de cultivos alimentarios a contar en el objetivo de la UE establecido en la presente directiva”.
El bioetanol se resiste a pagar los “platos rotos” del biodiésel
La UE, a través de la CE, establece que el objetivo de estos biocarburantes para 2030 será del 3,8 por ciento. Y la Comisión Envi aboga por incluir una estimación del CIUT en el cálculo de las emisiones de gases de efecto invernadero. A quien no le gusta de ningún modo las intenciones de la CE ni del PE es a la patronal europea del etanol (ePure), que siente que este último biocarburante pagaría injustamente esos cálculos con el CIUT.
EPure afirma que “según los últimos datos de los productores, en 2016 la producción y el uso de etanol superaron en un 66 por ciento el promedio de ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero sobre la gasolina de origen fósil, lo que supone un nuevo aumento en el rendimiento de la descarbonización de la UE con el etanol”. En España, según el último informe de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, esa reducción se elevaría al 77 por ciento con el “bioetanol certificable”.
Emmanuel Desplechin, secretario general de ePure, advierte que “en lugar de presionar para eliminar gradualmente este biocombustible europeo sostenible, la CE debe resaltar al etanol como fuente propia de energía para un transporte de combustión limpia. En un momento en que el papel de Europa en la lucha mundial contra el cambio climático es más importante que nunca, no debemos retroceder ahora".