Green Plains, que tiene entre sus trece plantas de bioetanol repartidas por Estados Unidos a las tres que compró a Abengoa, cuenta con una filial de nombre BioProcess Algae. En su última memoria, la de 2018, afirman que la compañía está enfocada a la nutrición animal. Por otro lado, el portal agriculture.com informaba hace unos días que Green Plains “acaba de obtener una patente por su novedoso proceso de reutilización de subproductos del etanol para producir aceite de algas rico en proteínas".
En España, AlgaEnergy contó desde el principio con el respaldo de Repsol e Iberdrola, y con la petrolera afirmando que cooperaría activamente en “la selección, mejora, cultivo y comercialización de combustibles derivados de las microalgas”. Ahora, sin Repsol y con la japonesa Yokogawa acompañando a Iberdrola, la palabra “energy” parece estar de más, ya que también es la nutrición la apuesta principal.
Mientras, en el lado de la investigación no cesan los estudios e innovaciones que intentan demostrar que la producción de biocarburantes sigue siendo una opción a partir del cultivo de microalgas. El último lo daba a conocer ayer el portal de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) a partir del trabajo de un grupo de investigación en torno al aprovechamiento integral de microalgas liderado por los profesores Gemma Vicente y Luis Fernando Bautista.
Ventajas de la licuefacción hidrotérmica
Según la información de la URJC, los ensayos “han incorporado por primera vez la utilización de catalizadores basados en óxidos metálicos para obtener una buena calidad en el biocombustible de microalgas mediante un proceso de licuefacción hidrotérmica”.
Los propios investigadores afirman que “la licuefacción hidrotérmica que se ha planteado en este trabajo es un proceso termoquímico que puede llevarse a cabo en presencia o no de un catalizador, capaz de convertir en un único paso la biomasa húmeda en un biocrudo que, tras ser tratado como un crudo de petróleo, da lugar al biocombustible”.
Las pruebas realizadas demuestran que “con este proceso no es necesario invertir grandes cantidades de energía para secar la biomasa, a diferencia de otros procesos habituales de aprovechamiento energético de esta materia prima”. A la investigación le queda recorrido, ya que, añaden, “las propiedades del biocombustible final obtenido se estudiarán mediante distintas técnicas analíticas e instrumentales permitiendo comprobar si se asemejan a las de los gasóleos convencionales”.
Es necesario seguir investigando...
El resultado de la investigación del grupo de la URJC se publicó en la revista científica Processes. En otra revista, Biotechnology for Biofuels, se publicó el pasado año otro trabajo (Latest development in microalgae-biofuel production with nano-additives) de investigadores australianos y estadounidenses entre cuyas conclusiones se admite que “el análisis de sostenibilidad para biocombustibles con microalgas aún necesita investigación adicional y conceptos innovadores”.
El año pasado también, investigadores de las universidades de Huelva y del Algarve (Portugal) consiguieron avanzar en otro aspecto importante: duplicar el crecimiento de microalgas con el uso de desechos agroindustriales procedentes del vino, la algarroba y el biodiésel dentro del proyecto Algared+ del Programa de Cooperación Transfronteriza España-Portugal (POCTEP) de la Unión Europea. Al menos desde 2007 se investiga en esta materia en España.
… aunque no se ha parado desde 2007
Y ese es el año, 2007, que también se marca como crucial en la investigación a escala internacional. Así lo hace James Gilmour, investigador del Departamento de Biología Molecular y Biotecnología de la Universidad de Sheffield (Reino Unido) en otro artículo en Advances in Applied Microbiology. Desde ese año, “ha aparecido una gran cantidad de publicaciones científicas sobre todos los aspectos de la biotecnología de microalgas, pero con un claro énfasis en la síntesis de lípidos neutros (triacilglicerol) y su uso para la producción de biodiésel”.
La UE mantiene con programas de ayudas como el POCTEP su apuesta por los biocarburantes con algas. Por ejemplo, en la nueva directiva sobre energías renovables se cita a las algas cultivadas en estanques terrestres o fotobiorreactores en primer lugar entre las “materias primas para la producción de biogás para el transporte y biocarburantes avanzados, cuya contribución a la consecución de las cuotas mínimas de incorporación al transporte puede considerarse dos veces su contenido energético”.