Tecnalia (España) y el Istituto di Studi per l'Integrazione dei Sistemi (Italia) presentaban a mediados del pasado mes las conclusiones de un estudio para la STOA, agencia que asesora a los eurodiputados en el ámbito de ciencia y tecnología, sobre la futura utilización de metanol, producido a partir de dióxido de carbono, en el transporte motorizado. El estudio analiza las barreras tecnológicas, ambientales y económicas del proceso y las opciones que permitirían sus posibles usos en el transporte automovilístico a medio y largo plazo.
El informe concluye que es posible prever beneficios a medio y largo plazo, ya que permitiría reducir la dependencia europea de los combustibles fósiles convencionales y, con ello, minimizar los riesgos de seguridad del suministro. Pero destaca que “será necesario un esfuerzo sostenido de investigación y desarrollo para convertir el CO2 en una materia prima competitiva, producirlo de forma eficiente a partir de emisiones y asegurar que sea un combustible atractivo tanto para el sector del transporte como para otras industrias”. Los costos y beneficios se evaluaron a partir del ciclo de vida para comparar diferentes materias primas para la producción de metanol y con el fin de reflejar los beneficios potenciales del metanol obtenido a partir de CO2.
Biocarburantes más baratos con microalgas de agua dulce que salinas
Más recientemente, la agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (Dicyt) informaba del trabajo de la empresa biotecnológica mexicana Bioamin en un proyecto para la obtención de biodiésel a partir de microalgas de agua dulce. En este caso se han logrado extraer dos litros de biodiésel por cada 15 kilogramos del cultivo de microalgas. Para comprobar la eficacia del combustible se utilizó en un vehículo y el resultado fue favorable en emisiones contaminantes.
Desde Bioamin aseguran también que producir este combustible con microalgas de agua dulce resulta más barato que hacerlo con sus símiles marinas debido a que existen en gran volumen y pueden ser extraídas de lagos y ríos con mayor facilidad. Dicyt añade que la empresa ha desarrollado hasta el momento el experimento a nivel de laboratorio, donde ha trabajado con un fotobiorreactor.
Enzimas especiales para facilitar la fermentación de paja de colza
Por último, desde el Reino Unido el Institute of Food Research estudia la forma más eficiente de convertir la paja de semillas oleaginosas de colza en biocarburante. Los investigadores han demostrado que estos residuos agrícolas contienen una mezcla de azúcares aptos para producir biocarburante. Sin embargo, dichos azúcares están presentes en una forma que los hace inaccesibles a las enzimas que libera la planta, por lo que se necesitan tratamientos previos con enzimas que los conviertan en glucosa, en un proceso llamado sacarificación que concluye con la conversión en etanol.
Los científicos descubrieron los factores clave que determinan la eficiencia de la sacarificación y comprobaron que el rendimiento final estaba estrechamente relacionada con la eliminación de xilano, un componente común de las paredes celulares de las plantas. La investigación ha aprovechado otras centradas en el desarrollo biotecnológico de semillas de colza más resistentes a las plagas.