Básicamente, con la licuefacción hidrotermal se pretende imitar las condiciones geológicas que se producen en la Tierra para crear el petróleo crudo. En 2016, el Pacific Northwest National Laboratory de los Estados Unidos dio a conocer un proyecto en este sentido, y hace menos, en 2018, recogíamos aquí el trabajo, desde el mismo país, del Worcester Polytechnic Institute, que demostró la producción de biocombustibles a partir del aprovechamiento de alimentos desperdiciados con dicha tecnología.
Ahora le toca el turno a NextGenRoadFuels, una iniciativa enmarcada en el programa de investigación e innovación Horizonte 2020 de la Unión Europea. En él están implicados once socios, principalmente tecnoógicos, de siete países. Entre ellos está el Cener, que informa hoy mismo de su participación en el mismo a la par que otros tres proyectos “cuyo fin es desarrollar las cadenas de valor más adecuadas para la valorización de diversos residuos orgánicos”.
En el caso de NextGenRoadFuels, pretenden demostrar que la licuefacción hidrotermal (HTL en sus siglas en inglés) es “una tecnología viable y sostenible para la producción de combustibles para el transporte por carretera, utilizando residuos urbanos de escaso valor añadido como materia prima”.
Residuos orgánicos urbanos convertidos en “petróleo”
Desde el proyecto consideran que “el proceso HTL, combinado con tratamientos previos y posteriores apropiados, es la vía tecnológica más efectiva para valorizar una mezcla de lodos de depuración, desperdicios de alimentos y desechos de madera y convertir el contenido de carbono de estas materias primas en combustibles”. Cener se centra en valorizar materias primas con alto contenido en nitrógeno orgánico, como lodos de depuradora.
Con el trabajo avanzado en su día por el Worcester Polytechnic Institute se explicó que con esta tecnología la biomasa húmeda se coloca en un reactor y se expone a altas temperaturas y presiones. “Bajo estas condiciones, los hidrocarburos en la biomasa se descomponen para producir un biocombustible similar al petróleo”, añadían sin dejar de citar un inconveniente: “se genera mucha cantidad de agua residual que no se convierte en biocombustible”.
Biorrefinería urbana circular en Navarra y PERCAL
Además de en NextGenRoadFuels, el Cener ha presentado su participación en Biorrefinería urbana circular en Navarra, proyecto financiado por el Gobierno de Navarra) que tiene como objetivo “el diseño de un nuevo concepto de valorización integral y en cascada de las diferentes fracciones que conforman la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (FORSU) para obtener bioproductos de mayor valor añadido”.
Sin salir de la FORSU, presentan otro proyecto del programa 2020, PERCAL, que la utiliza “para desarrollar productos químicos intermedios de interés industrial, con alto rendimiento y bajo nivel de impureza, tales como el ácido láctico, el ácido succínico y los biosurfactantes”.
En PERCAL Cener lidera la “producción de biosurfactantes, valorizando el subproducto de fermentación que queda después de la producción de bioetanol, ácido succínico y ácido láctico”. Los surfactantes actúan como detergente, emulsionante o humectante en multitud de productos: lubricantes, tintas, herbicidas, adhesivos, emulsionantes y suavizantes de la ropa. También se les llama tensioactivos.
Residuos en cascada en la bioeconomía circular
Por último, el Cener participa en Scalibur (acrónimo de SCALable technologIes for Bio-Urban waste Recovery), también de Horizonte 2020, que trata de reducir la distancia existente “entre la viabilidad tecnológica y las aplicaciones industriales de la valorización de residuos urbanos”. También aquí el centro tecnológico español encabeza “la ruta de valorización de FORSU, ejecutando la hidrólisis enzimática y la fermentación en su planta de demostración BIO2C (Centro de Biorrefinería y Bioenergía) para una posterior producción de biopesticidas y biopoliésteres”.
En el Cener están convencidos de la “necesidad de avanzar hacia una bioeconomía circular, en la que la sociedad sea capaz de valorizar los subproductos y residuos, producidos de forma integral y en cascada”. Hay que recordar que dentro de estas opciones en cascada, la valorización energética se encuentran a la cola, justo antes del vertedero.