Antes de la publicación de la FAO y de la reacción de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Biocarburantes), la agencia Reuters recogía informaciones de expertos durante la Virtual Palm and Lauric Oils Price Outlook Conference que aseguran que el alza de los precios del aceite de palma y el de soja se debía a “un cóctel de contratiempos en la producción, la recuperación del consumo de alimentos y una perspectiva optimista para la demanda de biocarburantes”.
La noticia de Reuters concreta que “los precios más altos del aceite de palma responden a la demanda de alimentos en mercados sensibles a los precios, como India” y que “la agenda de biodiésel del presidente estadounidense Joe Biden estimulará la demanda del sector de combustibles”. Thomas Mielke, director de la firma de análisis Oil World, estima que “la producción de biodiésel aumentaría en 2,2 millones de toneladas este año, con 17,9 millones de toneladas de aceite de palma que probablemente se utilizarán para biodiésel e hidrobiodiésel”.
En cuanto al análisis de la FAO, esta considera que “el aumento de marzo fue impulsado por el índice de precios de los aceites vegetales, que subió un ocho por ciento desde el mes anterior y alcanzó prácticamente el nivel más elevado de los últimos diez años, con una acusada subida de los precios del aceite de soja debida en parte a las perspectivas de una firme demanda del sector del biodiésel”.
“La subida de los precios de alimentos coincidió con una baja demanda de biodiésel”
Manuel Bustos, director de APPA Biocarburantes, asegura que “el aumento de los precios del aceite de soja y de otros aceites empezó a mediados del año pasado, justo cuando la demanda de biodiésel caía en todo el mundo por la reducción del uso del transporte a raíz de la pandemia”. Por otro lado, se agarra al “en parte” que afirma la FAO para explicar que hay otros culpables de esa subida.
“La especulación en los mercados, que se extiende a otros productos básicos, y la existencia de desequilibrios entre la oferta y la demanda debido a una serie de factores”. Bustos señala estas otras dos causas y enumera los factores: mala cosecha mundial de soja 2019/2020, recorte de la producción de aceite de palma en el sudeste asiático por las lluvias asociadas a La Niña y por la falta de mano de obra en Malasia por la Covid-19; malas cosechas de girasol y colza en la UE, Canadá y Latinoamérica y gran aumento de la demanda de soja de China para alimentación animal, tras la superación de la crisis de la fiebre porcina”.
La CE no encuentra la relación de los biocarburantes con la subida de precios de alimentos
En Europa, y según el informe de situación de las renovables publicado por la Comisión Europea en octubre de 2020, “en los últimos años no se ha observado ninguna correlación entre los precios de los alimentos y la demanda de biocarburantes”. Añade el informe que “cualquier impacto es pequeño en comparación con otras dinámicas del mercado mundial de alimentos”.
El mismo informe señala que la última vez que los precios de los alimentos aumentaron significativamente fue entre 2006 y 2008, y en 2011; y desde entonces han vuelto a los niveles de 2010. Además, advierte que la revisión de diversos estudios aclara que incluso entonces “se identificaron causas distintas a la producción de biocarburantes para explicar el aumento de los precios de los alimentos”.