“Desde mediado del pasado año trabajamos junto a Ferrari en el desarrollo de nuevos carburantes que cumplan con las normas de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y maximicen las prestaciones de los vehículos”. La nota de Shell habla de la búsqueda de la eficiencia y la baja contaminación como dos objetivos que se han visto cumplidos en Bahrein, ya que se ganó y, según los cálculos de la petrolera holandesa, las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se redujeron en un 90%.
Paja desde Canadá
El trabajo comenzó en Ottawa (Canadá). Junto a la empresa Iogen Energy, Shell ha desarrollado una planta de demostración en la que se fabrica etanol celulósico a partir de la paja de cosechas de trigo. Durante el pasado año, la producción de este biocarburante de segunda generación alcanzó los 500.000 litros. Dicha cantidad será suficiente para alimentar los Ferrari de Alonso y Masa durante esta temporada.
La alianza entre Iogen y Shell va más allá del trabajo conjunto en las instalaciones de Ottawa, ya que ambas empresas construyen una planta a escala comercial, también de producción de etanol celulósico, en Saskatchewan, en el mismo país norteamericano. Para Shell, todo esta apuesta supone un elemento clave en el desarrollo e inversión en sus programas destinados a la producción de biocarburantes más sostenibles.
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