“No se trata de poner en cultivo nuevas tierras ni de utilizar las que ahora se dedican a la remolacha para azúcar, sino aprovechar 6.000 hectáreas afectadas por la reestructuración del sector en las que ya no se cultiva nada y que servirán para fomentar la rotación de cultivos con cereales”. Desde la Coordinadora de Organizadores de Agricultores y Ganaderos (COAG) justifican así la contradicción que supone que antes de la firma con Magdala Investment suscribieran un manifiesto junto a 27 organizaciones más en el que pedían a los ministros españoles de Agricultura e Industria que pusieran “freno a los agrocombustibles”, ya que “generan importantes impactos socioambientales en los lugares de cultivo de sus materias primas”.
Con contradicciones o no, la apuesta de Magdala y de la Alianza por la Unidad del Campo UPA-COAG supone una nueva oportunidad para que se asiente en Barcial del Barco un proyecto que echó a andar en 2005 de la mano de Iberdrola y Sniace, los dos principales inversores entonces. Una vez desechada la posibilidad de que la empresa que formaron, Ecobarcial, construyera la planta de bioetanol a partir de cereales, quedaba que otros inversores aprovecharan los terrenos y las licencias obtenidos. Es el momento en el que aparece la nueva propuesta, que se puso de largo el pasado viernes con la firma del acuerdo para construir una planta de bioetanol a partir de remolacha que procesará 600.000 toneladas al año de este cultivo para producir 120.000 metros cúbicos de biocarburantes.
Biorrefinería que combinará remolacha y cereales y producirá etanol y piensos
Durante la presentación, los impulsores del proyecto catalogaron el tipo de instalación a construir de biorrefinería, ya que producirá también unas 100.000 toneladas al año de piensos para ganado. Además de la remolacha, de la que se molturarán 3.600 toneladas al día entre octubre y marzo, la planta se abastecerá el resto del año con unas mil toneladas diarias de cereales. La inversión rondará los cien millones de euros y está previsto que se generen entre 65 y 70 empleos directos y cerca de 500 indirectos. En cuanto a la puesta en marcha, se prevé para 2017.
Cada uno de los representantes de las entidades implicadas puso sobre la mesa algunas cifras para defender la idoneidad del proyecto. Julio López, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores de Castilla y León, afirmó que “el precio al que se pagará la tonelada de remolacha será de 42 euros, fundamental para que el agricultor vea que se trata de un proyecto serio”. Aurelio Pérez, coordinador de COAG en la misma región, resaltó esa misma cifra, que en total supone una aportación económica de 25 millones de euros para el sector remolachero, algo importante porque “desde la aplicación de la OCM del azúcar se han pasado de 53.500 hectáreas a 22.000 de este cultivo”. Por último, el coordinador ejecutivo de Magdala, Vicente Merino, añadió que la planta reportará “cien millones de euros en impuestos, de los cuales 88 procederán del etanol”.