Ecologistas en Acción presentaba hoy mismo un informe de Transport & Environment en el que denuncia que la Unión Europea sigue incrementando el consumo de aceite de palma destinado a la producción de biodiésel. “En 2015 el 46% de estas importaciones ha sido utilizado para la producción de agrodiésel, lo que representa un crecimiento del 2,6% respecto al año anterior”, resumen en una nota de prensa.
El informe no añade nada sustancial a lo ya aportado por estas mismas ONG tras dar a conocer en junio datos similares de la patronal europea de la industria de los aceites vegetales (Fediol) o tras el análisis que hicieron en abril del informe de la Comisión Europea (CE) basado en el modelo Global Biosphere Management Model (Globiom), que confirma que el biodiésel de aceite de palma emite más gases de efecto invernadero que el diésel fósil. Sin embargo, se vuelven a poner sobre la mesa en vísperas de una crucial decisión por parte de la CE.
Fijar objetivos definidos para los avanzados
La intención de la Comisión es prolongar, a través de la directiva de energías renovables, el mandato de incorporación de combustibles renovables en el transporte más allá de 2020. En ese sentido, tiene claro dos puntos: la eliminación progresiva de los basados en materias primas alimentarias a partir de 2021 (ahora es del 7% y se pretende que baje al 3,8% a partir de 2021) y la definición de un objetivo concreto para los biocarburantes avanzados.
Tras exponer los riesgos ambientales de seguir consumiendo un biodiésel de aceite de palma que va en aumento, Ecologistas en Acción sostiene que “ningún tipo de agrocombustible obtenido a partir de la biomasa debe de incluirse como objetivo renovable, especialmente en lo relativo a la normativa de esfuerzo compartido. Mientras éstos sigan incluidos dentro de la política energética europea, seguirán incentivándose estas formas de energía dañinas para el clima”.
“Se debe mantener la cuota del 7% hasta 2030”
El dato del 3,8% de biocarburantes convencionales a partir de 2021 se ha conocido tras la filtración de un borrador de la reforma de la directiva y tampoco contenta, por limitado, a la confederación europea de organizaciones profesionales y cooperativas agrarias (Copa/Cogeca). “Deben mantener su cuota del 7% hasta 2030 –afirman–, para que podamos alcanzar nuestros objetivos referentes al cambio climático y seguir por la vía del crecimiento y la creación de empleo en las zonas rurales de la UE”.
Como ya han manifestado también en otras ocasiones desde Copa-Cogeca, centran sus críticas en que “reducir el objetivo de producción también pondría en peligro los abastecimientos de piensos de calidad, que contribuyen a la reducción del déficit de proteínas de la UE, ya que parte de la colza, el trigo, el maíz y la remolacha se utilizan para producir biodiésel o bioetanol y el resto para elaborar piensos”.
En cualquier caso, la CE demuestra constantemente en este tema una falta de criterio y de política coherente y estable. Hace poco más de un año ya reformó las directicas de energías renovables y de calidad de los combustibles en el transporte, limitando al 7% el objetivo de los biocarburantes convencionales para 2020. Por otro lado, tras avanzar en la estrategia de movilidad baja en carbono en junio la supresión de estos objetivos, ahora se filtra la posibilidad de mantenerlo en el 3,8%.
