“La bioenergía sostenible es esencial para lograr un escenario por debajo de dos grados, pero crece demasiado lenta”. Esta afirmación sobre el límite de aumento de temperatura debido al cambio climático es de Adam Brown, analista de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) que participó en la sesión del clausura de la EUBCE celebrada en Copenhague entre el 14 y el 17 de mayo.
El evento atrajo a 1.375 participantes de 65 países, que asistieron a 811 presentaciones plenarias, orales y visuales (34 españolas) fruto del trabajo de más de 3.000 autores y coautores. Todo se desarrolló en 74 sesiones de conferencias, ocho exclusivamente orientadas a la industria, además de eventos paralelos, talleres y encuentros de trabajo.
Parecida impresión a la de Brown la dejaron otros analistas y expertos del mundo industrial, científico y político. Precisamente, el representante de la AIE afirmó que “la política es clave para la implementación; ahora tenemos una experiencia actualizada que debería permitirnos identificar las mejores prácticas en la elaboración de políticas”.
“No hay escasez de biomasa como materia prima, al menos por ahora”
Brown sostuvo que existe “una cartera de tecnologías que funcionan y no hay escasez de biomasa como materia prima, al menos por ahora, por lo que esta no es una barrera para el progreso”. Concluyó que se necesita “un mayor compromiso con las agencias de desarrollo y las instituciones financieras internacionales para desarrollar capacidades y extender el uso de la bioenergía sostenible”.
También durante la clausura Nicolae Scarlat recordó que “muchas tecnologías para biocombustibles avanzados y bioenergía están listas, y muchas plantas han alcanzado la madurez tecnológica; a pesar de esto, las emisiones del sector del transporte aumentan, por lo que necesitamos soluciones sostenibles porque no hay competencia, sino complementariedad, entre la bioenergía y otras opciones para descarbonizar el sector energético”.
“El sector del transporte no es el más fácil de descarbonizar”
Durante la inauguración, un colega de Scarlat del Centro Común de Investigación de la CE, Piotr Szymanski, afirmó que “necesitamos sacar lo mejor de la biomasa, tenemos que priorizar las vías de bioenergía más eficaces que entregan reducciones sólidas de emisiones gases de efecto invernadero que maximicen nuestras contribuciones a los objetivos climáticos y energéticos".
Por último, y sin salir de los discursos y debates de la inauguración, Paolo Frankl, jefe de la división de Energía Renovable de la AIE, incidió en la línea argumental de la conferencia: “prácticamente todos los escenarios para la mitigación del cambio climático consideran a la biomasa como un recurso vital, aunque el despliegue está rezagado”.
Frankl concluyó que “las ambiciones sobre la bioenergía son muy altas, pero, malas noticias, el progreso no es lo suficientemente rápido”. Para acabar reconociendo que “el sector del transporte no es el más fácil de descarbonizar”.