Los investigadores han encontrado un curioso aliado para fabricar nuevos biocarburantes: las termitas. Según un artículo publicado por la revista científica Nature, científicos del instituto Max Planck de Alemania han descubierto que las bacterias que permiten a las termitas digerir la celulosa podrían servir como agentes bioquímicos con los que transformar la madera en biocarburante.
“El intestino de las termitas es minúsculo pero funciona como un biorreactor de una eficacia asombrosa", ha explicado Andreas Brune, investigador del instituto Max Planck para la microbiología terrestre en Marburg.
El análisis genético de las células microbianas del intestino de las termitas ha puesto de manifiesto la presencia de numerosas bacterias responsables de la hidrólisis de la celulosa y el xilano, dos polímeros que pueden usarse para fabricar biocarburantes.
"El medio microbiano del intestino de las termitas puede teóricamente transformar una hoja de papel A4 en dos litros de hidrógeno", ha especificado Brune, precisando que "la biodiversidad y la bioquímica aún ampliamente inexplorada del intestino de las termitas es una fuente prometedora de nuevas capacidades catalíticas".